El asunto no llamaría tanto la atención de no ser porque veinticinco personas, incluidos cinco niños, están recluidos desde diciembre ayunado. Entre los congregados hay niños.
Los feligreses de la iglesia, denominada Iglesia Cristiana Berea, regalaron sus bienes y posesiones, para dedicarse a la oración, la lectura de la Biblia y “hablar en lengua”. Práctica pentecostal que asusta a muchos de los vecinos del lugar de culto. Según algunos habitantes del corregimiento Isabel López, los niños no están recibiendo alimentos. Los feligreses de la Iglesia Cristiana Berea han dicho a los medios de comunicación que esperan es el segundo regreso de Jesús, tras lo cual serán arrebatados por Dios, y se dará la resurrección de los muertos.
Según declaraciones dadas a Alerta Caribe, el personero de Sabanalarga, Luis Fernando Moreno Llinás, los menores de edad, hijos de los feligreses que esperan el advenimiento, no están haciendo ayuno. Sin embargo, estos niños están siendo expuestos al ambiente de éxtasis religioso, además de que no han iniciado clases, porque sus padres consideran que el fin del mundo está cerca.
Según datos del Ministerio del Interior, aparece la “Iglesia Cristiana Berea” registrada en Barranquilla con personería jurídica especial 6026 del 6 de diciembre de 2010 y con Gabriel Alberto Ferrer Ruiz como representante legal (Esto en el Registro público de entidades religiosas de 2015). En Colombia se registra en promedio una iglesia cristiana a diario, siendo ya más de siete mil entidades religiosas, y la cifra crece. No existe para estas entidades religiosas y sus pastores ninguna fiscalización sobre los dineros que reciben por parte de diezmos y ofrendas, ni tampoco protocolos qué indiquen si una entidad de estas puede perder su personería jurídica en caso de exponer a sus feligreses a situaciones peligrosas, como parece darse en este caso.
Respecto a la segunda venida de Jesús esta ha sido profetizada decenas de veces. Resultando todos esos anuncios fallidos. Uno de los registros más antiguos se tiene del año 156 por un predicador de nombre Montano.
Lo mismo ocurrió en el año 500, 1366, 1532, 1533, 1555, 1666, 1792 y así sucesivamente.
El siglo XIX fue copioso en movimientos que predicaban el advenimiento de Cristo, especialmente en los Estados Unidos. Es así como nacen los mormones, se denominan santos de los últimos días. Siendo los últimos días desde hace siglo y medio.
El ánimo profético se profundizó luego con el predicador bautista William Miller, quien haciendo cálculos numéricos con textos de la Biblia profetizó el segundo advenimiento para 21 de marzo de 1844, y posteriormente corrió la fecha al 22 de octubre de 1844. Para esta segunda ocasión miles de personas habían vendido sus posesiones y reunido en oración, similar a lo que hacen ahora los feligreses de la Iglesia Berea. Pasada la fecha, y dado que nada ocurrió, el hecho se conoció como “el gran chasco adventista”.
Sin embargo, varios feligreses no se desanimaron. Optaron por una muy conveniente reinterpretación de la profecía. Según ellos, la profecía estaba bien calculada, excepto que el evento no era el segundo regreso de Jesús, sino del paso de Cristo del lugar santo al santísimo en un santuario celestial. Esta línea de creyentes formó las iglesias adventistas que llevan predicando un inminente segundo regreso de Jesús, pero ya sin aventurarse a poner fechas precisas. Ser muy específico nunca ha resultado ser útil para ningún profeta.
Dentro de los tempranos feligreses adventistas se encontraba Charles Taze Russell, quien formó luego un grupo aparte de estudiantes de la Biblia. Russell fijó la fecha del Armagedón para 1874 y luego para 1914. Como en 1914 no sucede lo predicado, Russell hace uso del recurso que buen resultado les dio a los adventistas decepcionados de 1844: Cambiar lo profetizado. Jesús si vino, solo que, de manera invisible, explicó Russell. Es por esto que sus lugares de culto se denominan “Salones del reino”. La vertiente cristiana formada por Russell se denomina Testigos de Jehová. Son los campeones en predicciones fallidas.
Este grupo religioso volvió a profetizar que en 1925 resucitarían los patriarcas del Antiguo Testamento: Abraham, Isaac, Jacob, etc. Para esto compraron una mansión en California llamada Beth-Sarim, o casa de los príncipes. Como pasó 1925 y esto no ocurrió, Joseph Franklin Rutherford, entonces presidente de los Testigos de Jehová, se fue a vivir allá. ¡Menos mal la platica no se perdió!
1975 fue la nueva fecha fijada por los Testigos de Jehová para el Armagedón, alegando que se cumplían los seis mil años desde la creación del hombre. Este nuevo fallo profético tuvo un gran efecto en perdida de feligresía. Sin embargo, no volviendo a mencionar los fallos y ocultando las publicaciones antiguas, es posible pasar la página y seguir adelante con la iglesia.
Mas recientemente, el teleevangelista Harold Camping profetizó el fin del mundo para 2008 y luego para el 15 de octubre de 2011. Como era de esperarse, nada de esto ocurrió.
El propio texto de los evangelios cristianos pone en labios de Jesús las palabras “En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda”, hablando de su segundo regreso y el fin del mundo. Es evidente que no hay nadie del siglo I vivo andando por ahí. Es decir, que de haber sido estas palabras dichas por Jesús – en realidad los evangelios fueron escritos décadas después de la vida del famoso predicador – este sería el inicio de las predicciones fallidas.
Obviamente los teólogos cristianos se han encargado de crear interpretaciones curiosas y rebuscadas para dar a entender que con “esta generación” no se refería a quienes lo escuchaban. Malabares teológicos que nunca faltan.
Si tan solo se aplicara el pensamiento crítico a las creencias religiosas no tendríamos noticias tan lamentables como las de personas que regalan sus bienes para esperar la venida del señor, que rechazan las vacunas o las transfusiones de sangre, o de personas que dejan de lado una carrera universitaria, o rechazan un empleo porque se cruza con días supuestamente sagrados, porque así se lo enseñaron en su denominación religiosa.
Más preocupante aún son los casos en los que se exponen a menores de edad a cultos en los que hay histerias colectivas, éxtasis religiosos que los pueden traumar o que se les priva de alimentos con ayunos o de una educación abierta a la realidad del mundo. Vale la pena revisar hasta qué punto, una entidad religiosa puede, en nombre de la libertad religiosa, someter a menores de edad a situaciones negativas que ellos no eligieron. Esperemos que de Sabanalarga Atlántico, no nos lleguen malas noticias sobre los niños de la Iglesia Cristiana Berea tras la no venida de Jesús este 28 de enero.