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jueves, 1 de octubre de 2009

Desafortunada incomprensión del sufrimiento


En la edad de las tinieblas -la edad media- la mayoría de las personas temían a una muerte rápida e indolora porque pensaban que esto no les daría tiempo de confesarse, con la temida amenaza de terminar en el infierno. Hoy en día, la mayor parte de las personas, preferimos terminar nuestros días sin una larga agonía, y mientras menos dolor haya, mucho mejor.


No obstante, la Iglesia Católica, que suspira nostalgica al recordar lo poderosa e influyente que era en la edad de las tinieblas se niega a la eutanasia. Considerar que cada humano pueda decidir sobre su vida, y no su dios, del cual ella se dice interlocotura única, le llena de profundo temor y odio. Ahora es Canadá quien estudia la posibilida de legalizar la eutanasia, y los ensotanados de siempre se han empezado a movilizar.

La Conferencia Episcopal de Canadá envió una carta a los parlamentarios pidiéndoles no aprobar la eutanasia. En el texto se lee que: "quienes desean reabrir este debate sin duda están motivados por el sufrimiento de otros. Una desafortunada incomprensión de la compasión los ha llevado a sugerir que se les aplique la eutanasia a los más vulnerables en vez de darles cuidados adecuados, control efectivo del dolor, así como apoyo social, emocional y espiritual hasta su muerte natural".

Frente a estas palabras me pregunto ¿quienes son los que no entienden el sufrimiento, aquellos que consideran que un paciente debe sufrir lo indecible hasta el último momento, o quienes deciden que pueden poner fin a su sufrimiento por humanidad? ¿Por qué es ético aplicar la eutanasia a un perro con un sufrimiento incurable y no para un ser humano?

La ICAR con la arrogancia que la caracteriza dijo también que el debate es algo inútil. Esta iglesia no acepta que alguién pueda tener una idea contraria a la suya: "algunos de los términos propuestos para el debate son errados o poco claros" y "solo pueden generar un debate confuso e inútil y hace además complicado encontrar un terreno común para evaluar los riesgos y el impacto de las propuestas de esta nueva legislación".

Los obispos han invitado a los católicos a enviar cartas y hablar directamente con los parlamentarios. La polémica está empezando a tomar fuerza en Canadá, mientras algunos recuerdan el caso de Chantal Sébire, la francesa de 52 años que sufría un tumor incurable, raro y degenerativo, un estesioneuroblastoma o neuroblastoma olfativo. Se trata de una enfermedad incurable y que además provoca además sufrimientos atroces. Chantal había hecho una demanda a la justicia francesa para ser sometida a la eutanasia y en su petición relataba su "sufrimiento intenso y permanente" y el "carácter incurable" de su enfermedad.

Chantal Sçebire escribió también al presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien le había propuesto aguardara "otra opinión médica para garantizar que todas las vías actuales de la medicina han sido exploradas". Por su parte, la ministra de Justicia, Rachida Dati, declaró claramente que "la medicina no está ahí para administrar sustancias letales". El lunes 17 de marzo de 2008, el Tribunal de Gran Instancia de Dijon, este de Francia, había denegado el derecho a la eutanasia solicitado por la mujer, confirmando la posición de la Fiscalía general.

A finales de febrero de 2008 Chantal dijo a la AFP: "Llegué al límite de lo que puedo soportar. Mi hijo y mis hijas ya no pueden verme sufrir así".

Al recordar el caso de Chantal vuelvo y miro las afirmaciones de la ICAR de que "una desafortunada incomprensión de la compasión los ha llevado a sugerir que se les aplique la eutanasia" ¿Quienes son los qué no comprenden?
Invitamos a nuestros seguidores a leer el ensayo publicado en Sindioses.org llamado "La buena muerte" y "Eutanasia y privacidad"

¿Y usted qué opina?

1 comentario:

  1. Hola soy Hernán Pepe. Sinceramente no se ni que decir...no se da abasto con la "ESTORBOCIDAD" religiosa, ellos son los que justificaron genocidios de toda indole, sufrimientos sin igual...con toda mi "alma" les deseo no a ellos, sino a sus seres más queridos--si es que los tienen--el mismo dolor, pero, a la enecima potencia, que el que esta sufriendo ó sufrió la señora Chantal, y que se ahogen en su propia "medicina". cordialmente Hernán.

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