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sábado, 24 de octubre de 2009

Echando de menos a Carlomagno

El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Lluís Martínez Sistach, manifestó su preocupación por la perdida de fieles en España, debido a la secularización de la sociedad. El ensotanado se muestra preocupado porque muchos españoles y europeos ya no se tragan los dogmas católicos y cada vez menos toman la moral católica como la única y por encima de todas.

Como solución el arzobispo hace un llamado a evangelizar a Europa, debido a la difundida “actitud de increencia y agnosticismo”. El cardenal se abstuvo de mencionar el ateísmo, que cuenta en Europa con muchos adeptos. Afirmó que la evangelización es "más necesario y urgente... teniendo en cuenta la realidad de nuestro Occidente europeo y en concreto de nuestro país”

“Estamos ante un alejamiento cada vez más radical de la fe y de la antropología cristiana”, razón por la que invitó a los católicos “no dejarse llevar por la desesperación y la pasividad”.

Me pregunto como lograran los católicos reevangelizar Europa, porque ya no estamos en los primeros siglos del cristianismo en el que era más efectivo engañan personas con falsas reliquias, y la fuerza de la espada. Como echaran de menos a Carlomagno (742 - 814) quien convirtió por la fuerza a los sajones y le dio a la doctrina de la ICAR un estatus privilegiado en su política.

El arzobispo de la capital catalana afirmó: “En este mundo, en parte creyente y en parte no creyente, los cristianos no hemos de imponer la fe, pero no podemos dejar de proponerla. Con palabras y con las obras. Queremos ser una Iglesia fiel a la fe y solidaria con los que sufren. Y queremos ser una Iglesia que confiesa, que anuncia y que da a Jesucristo”

Claro, cardenal Lluís, ya no pueden imponer la fe, no porque se volvieron respetuosos, sino porque ya no pueden, porque la democracia no lo permite, y por tal razón la ICAR se opuso decididamente al establecimiento de repúblicas defendiendo las monarquías. De no haber sido por el contrapeso histórico de la Ilustración y la Revolución francesa el Papa aún tendría las fauces y las garras rojas con la sangre de sus contradictores, y no se mostraría como la mansa paloma que actualmente vemos por la televisión, que ora desde la Plaza de San Pedro por la paz del mundo y el fin de la pobreza mientras sigue acumulando riquezas en el Banco Vaticano.

Los ensotanados, como el el arzobispo de Barcelona echan de menos esos gloriosos días en que la ICAR tenía poder de coronar reyes, y quemar a los "herejes". Imagino al clero católico teniendo sueños emotivos con los felices días de Carlomagno.

El sitio Catholic Net dice sobre histórico personaje:

"Carlomagno hizo de la propagación de la fe y de la civilización cristiana el principio rector de su acción política. Por ello, sin distinguir entre el ámbito de lo espiritual y de lo temporal, consideró como misión suya cuanto podía redundar en provecho de la Iglesia y de la cristiandad. Intervino en cuestiones que afectaban al dogma, como la condena del adopcionismo, que Elipando, arzobispo mozárabe de Toledo, defendía. Según esta herejía, Cristo en cuanto hombre, era sólo hijo “adoptivo” del Padre.

La cuestión del culto de las imágenes, tan viva en el imperio bizantino, fue también tratada en el concilio de Frankfort y motivó la redacción, a instancias de Carlomagno, de los llamados “Libros Carolinos”. En fin, la introducción en el Credo de la expresión “Filioque”, originaria de la Iglesia visigótica, hecha por orden de Carlomagno, es una prueba más de su preocupación por la defensa de la doctrina ortodoxa.

El emperador, pues, se convertía en protector y garante de la incolumidad y de los intereses del papa y de la Iglesia. Por otra parte, el papa otorgó a Francia el título de “hija primogénita de la Iglesia”. El gran designio de Carlomagno fue desarrollar una auténtica “política cristiana”, que abarcase toda la extensión de sus dominios y todos los aspectos de la vida de sus súbditos. Carlos estaba profundamente penetrado por el sentimiento de la gran misión que le tocaba cumplir en el mundo. La “Ciudad de Dios”, de san Agustín era su libro preferido, el que inspiraba su filosofía política, y él mismo se consideraba como instrumento de Dios para poner por obra los designios divinos sobre la Iglesia y la Cristiandad.


¿Cree usted qué la ICAR añora de nuevo el poder político? Comparte tus comentarios

1 comentario:

  1. Por supuesto que extraña su antigua posición en la decisión del rumbo de las naciones. Y se siente amenazada con los brotes de racionalismo de diversos ámbitos.

    Aunque, desde hace un tiempo las iglesias evangelicas y sectas, tambien desean escalar el poder.

    En Perú al menos el FREPAP quiso candidatear a su difunto fundador Ezequiel Ataucusi como presidente y alcanzó modesta cantidad de escaños en el Congreso. Ataucusi lidera una secta llamada "Israelitas" cuyo modo de vida intenta emular al antiguo testamento, vistiéndose con túnicas y llevando una economía agrícola en comunidades.

    Y más recientemente Humberto Lay Sun, pastor de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera tienta sin éxito a las elecciones municipales, pero dejó ver una nada despreciable fracción de votos a favor. Ahora está tentando para las elecciones presidenciales del 2001, a la par que el sacerdote Marco Arana, conocido por liderar movimientos de oposición a inversiones mineras y creador de la agrupacion politica "Tierra y Libertad".

    En Perú, es curioso que el católico Arana tenga en común con ciertos líderes evangélicos una aproximación al espectro izquierdista. En todo caso los partidos de izquierda no han dudado en apoyar a diversos líderes religiosos (¿qué diría Marx?)

    Pues me temo que la gente aun añora lideres paternalistas que hagan todo por ellos, la comodidad de que otros tomen todas las decisiones por ellos - sobre todo las difilmente éticas.

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