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lunes, 2 de agosto de 2010

Luteranos piden perdón a anabaptistas por persecuciones del siglo XVI

El Concilio de la Federación Luterana Mundial se reunió el pasado 22 de julio en Alemania y pidió perdón oficial por la persecución de los anabaptistas en el siglo XVI. Este organismo votó unánimemente a favor del pedido formal de perdón, que expresa "profundo remordimiento y dolor" por las persecuciones del pasado, y solicita el perdón tanto de Dios como de la familia anabaptista.

Es curioso ver como un grupo de perseguidos pasa luego a ser perseguidor. Los cristianos "genéricos" pasaron a ser cena de leones en el circo romano a perseguidores de grupos "heréticos" como los valdenses, gnósticos y demás, cuando se Constantino lo volvió religión del estado.

Lo mismo hicieron grupos protestantes con otros grupos. En este caso los luteranos, y la reforma de Ulrico Zuinglio se ensañaron contra los anabaptistas, que también fueron perseguidos por los católicos.

Los anabaptistas fueron reformadores religiosos, de orígenes muy difíciles de precisar, que recibieron ese nombre porque se negaban al bautismo de infantes, ya que solo un adulto podía optar libremente por unirse a la iglesia tomando el bautismo.

De los descendientes religiosos de este grupo están los menonitas, grupo de cristianos que de vez en cuando saltan a la prensa por negarse a alistarse en cualquier ejército, e incluso prestar el servicio militar.

Ante la persecución tanto de protestantes como de católicos en el siglo XVI, muchos buscaron refugio en Norteamérica. Allí dieron origen, entre otros grupos, a los Amish. Grupo religioso reconocido por su rechazo a la vida moderna y por su pacifismo. También los amish son conocidos por los biólogos por ser un ejemplo genético del llamado "efecto fundador".

Un poco de historia de la época en que Europa se mataba por religión

(Tomado y adaptado de "Anabaptistas: Los reformistas perseguidos")

Muchas comunidades de valdenses (grupo denominado herético por la ICAR) se habían refugiado en los Alpes suizos se unieron al reformista Ulrico Zuinglio, que parecía cercano a sus creencias. Estas comunidades se mantuvieron firmes en sus ideas de rechazo al bautismo de infantes, el uso de imágenes y las misas. Estos grupos se denominaron anabaptistas por que rechazaban el bautismo de infantes y exigían un bautismo para unirse a la fe.

Al principio Zuinglio se opuso al bautismo de menores, pero luego se enfrentó con los grupos de anabaptistas por esta doctrina.

Pero al igual que Lutero, Ulrico, no estaba dispuesto a ceder a las pretensiones de los también allí llamados anabaptistas. A finales de 1524 había tal confusión, que en algunos lugares de Suiza se admitía y obligaba a las familias a bautizar a sus hijos y en otros no, siendo aparentemente la misma confesión. Eso llevó al Consejo que dirigía los cantones suizos a obligar a Zuinglio a reunirse todos los martes con el grupo de los radicales hasta que se pusieran de acuerdo. Zuinglio se reunió dos veces con ellos pero en ninguna hubo acuerdo y desistió. Entonces Félix Manz, uno de los promotores anabaptistas presentó un recurso pidiendo que el tema se debatiera públicamente ante el Consejo. Se convocó una reunión, pero en lugar de permitir un debate libre sobre el tema, el Consejo resolvió de forma arbitraria, que todos los niños debían bautizarse y que cualquier matrimonio que se negara a bautizar a sus hijos sería expulsado del cantón, la influencia de Zuinglio en el consejo era importante. Era el 18 de enero de 1525. Con esta sentencia se daba aviso de que en adelante se emplearía la fuerza para obligar la conformidad.

Después de reunirse para crear consenso al respecto de lo que el Consejo les pedía, tomaron la decisión de escindirse de la reforma de Zuinglio. En los días sucesivos fueron por la ciudad y la comarca bautizando a los que ya desde antes simpatizaban con ellos y a otros muchos que convencían. Las ideas de los anabaptistas suizos se extendieron velozmente a muchos de los cantones vecinos llegando a la frontera austríaca y entrando en algunas ciudades del país alpino.

En algunos pueblos como la fronteriza ciudad de Waldschut, para Abril de 1525 la mayoría de la parroquia se había bautizado, siguiendo la enseñanza de su antiguo sacerdote católico, ahora convertido al anabaptismo, Baltasar Hubmaier. Posteriormente Hubmaier tuvo que huir, pero no sin antes dejar varias obras escritas, entre las que figura un importante tratado sobre el bautismo.

En ese tiempo, el movimiento liderado por Zuinglio, era considerado por la mayoría de los cantones suizos como la religión estatal, por lo tanto la reacción ante el éxito de los anabaptistas no se hizo esperar. Pronto se dio inicio a unas duras persecuciones, mas duras si cabe que las de la propia iglesia católica. A principios de 1527 el movimiento anabaptista se veía amenazado con la desintegración, pues su más prometedor líder, Conrado Grebel, había muerto de una enfermedad poco después de su bautismo. A Félix Manz, lo capturaron y con cierta sorna lo ahogaron en un río, burlescamente bajo los gritos de: Ya que te gusta el agua… ¡Toma!

Por otro lado Jorge Blaurock y Baltasar Hubmaier habían salvado la vida, pero siendo obligados a huir al exilio. Hubmaier se dirigió a Moravia, donde se había fundado un importante núcleo anabaptista solo en Nicolsburgo, se calcula que en 1527 vivían unos 12.000 anabaptistas.

Pero también entre los anabaptistas surgieron discrepancias, en ese mismo año de 1527 surge un desacuerdo entre los anabaptistas sobre el tema de si pagar los impuestos militares para defender a Austria del avance turco. Hubmaier siempre había sido de la opinión de que Dios ha establecido las autoridades civiles para mantener el orden y que el cristiano debía pagar sus impuestos sin escrúpulos.

Por otro lado estaba Hans Hut, un fogoso evangelizador anabaptista que según se dice había bautizado solo el a mas que todos los demás líderes juntos, este llegó a Nicolsburgo en 1527 con un grupo de refugiados suizos que huían de las duras represiones dirigidas contra ellos por católicos y reformistas. Hut sentía una enorme fascinación con el regreso de Cristo, mencionado en el Apocalipsis, se dice que llegó incluso a precisar la fecha para ese acontecimiento: el pentecostés de 1528.

Hans Hut pensaba que se acercaba el cataclismo final de la historia humana y estaba seguro que Dios iba a usar a los turcos para castigar a una Europa apóstata, identificando a Babilonia la ramera con la Iglesia Católica y declarando como lo hizo Müntzer que todos los gobiernos de Europa caerían. En su opinión apoyar al gobierno en su defensa contra los turcos, aunque solo sea por el pago de impuestos era luchar contra los propósitos de Dios. Por ello el y sus partidarios opinaban que no se debía apoyar a los gobiernos con dinero, y que en ese caso la autoridad de Dios, estaba por encima de la de los gobiernos.

Por causa de ese debate los anabaptistas de Nicolsburgo se dividieron entre los partidarios de Hut a los que llamaron "los de la espada" y los más pacifistas partidarios de Hubmaier que fueron llamados "los del cayado". Estos últimos además de defender un pacifismo radical e indefenso, empezaron a predicar que era necesario compartirlo todo en comunidad de bienes.

Decían por ejemplo que si un noble se convertía y se bautizaba debía renunciar a sus títulos y poner sus tierras en común con los demás hermanos. La división continuó, aunque pronto los partidarios del pacifismo ganaron terreno y los demás se disiparon.

En el mismo año que pronosticaba el fin, Hut fue arrestado y muerto en Augsburgo. Poco después Hubmaier también fue arrestado y conducido a Viena, donde sufrió quemado en la hoguera. Su mujer fue ahogada pocos días después, tal como lo habían hecho con Félix Manz. La persecución llegó también a Moravia y Austria, muchos murieron quemados, torturados y todos los demás líderes anabaptistas estaban bajo orden de busca y captura. Aún así, en ese mismo año celebraron en un pequeño pueblo de las montañas llamado Schleitheim, una importante reunión de donde salió una de sus constituciones religiosas más importante, que refleja el pensar y las creencias fundamentales de los anabaptistas.

Liderado para ese entonces por Miguel Sattler, se redactaron el llamado Acuerdo de Schleitheim, con los siete principales artículos de Fe anabaptista. En los siete Artículos de Schleitheim, se definen con claridad los conceptos y doctrinas base del movimiento. El bautismo, por ejemplo, solo debe ser administrado a los pecadores penitentes y creyentes, la Cena solo tiene un valor conmemorativo y los fieles deberán separarse de la Iglesia Católica Romana y de la Iglesia Reformada.

En algunos de estos puntos se observa claramente la influencia valdense, la que curiosamente otros valdenses abandonaron para unirse a los preceptos del protestantismo conservador. Pero la situación en Suiza no mejoró, pues se sabe que poco después el propio Miguel Sattler, sufrió en sus carnes la dureza de la persecución e intolerancia de Zuinglio.Ulrico Zuinglio, enloquecido por su propio éxito, viendo la facilidad con la que aplastaba a los disidentes anabaptistas que le estorbaban en sus pretensiones, quiso convertir a toda Suiza a la fuerza, y aplastar con la misma facilidad a los católicos que se resistían a abandonar a su iglesia, por ello lanzó a sus partidarios a la guerra contra los cantones católicos. El enfrentamiento que se produjo en la batalla de Kappel en 1531, se saldó con el triunfo católico y la muerte de propio Zuinglio.

Así, pese a la dureza de la persecución dirigida por Zuinglio, el movimiento Anabaptista, no había desaparecido, hubo una conexión directa entre los anabaptistas de Zurich, Austria y Bohemia con otros movimientos afines, en Alemania y Holanda. De ello se encargaría un reformista holandés, llamado Melchor Hoffman.

¿Y usted qué opina?

1 comentario:

  1. Alejandro Martínez Hudson3 de agosto de 2010, 3:49

    Recordar esta cita del Premio Nobel de Fisica Steven Wienberg:

    "La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión."

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