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viernes, 2 de noviembre de 2012

Carta al Concejal y pastor Marco Fidel Ramírez Antonio

En Bogotá el concejal y pastor Marco Fidel Ramírez solicitó un listado de los empleados de un canal de la ciudad pidiendo explícitamente que se informase la orientación sexual de cada uno de ellos, además el tipo de contratación que tienen y su salario. Debido a sus pasadas declaraciones homofóbicas tal pedido conmocionó a varios defensores de derechos humanos, y también hizo reaccionar a la Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá que le dirigieron al pastor un Derecho de petición y una carta. Esta última la reproducimos para que sea de conocimiento público:








Bogotá, Noviembre 2 de 2012

Señor:
Marco Fidel Ramírez Antonio
Concejal de Bogotá por el Partido de Integración Nacional (PIN)
Ciudad 



Reciba un saludo de la Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá.

Con preocupación nos hemos enterado de que usted ha solicitado a Hollman Morris, director de Canal Capital una lista de los empleados de esta entidad distrital con los datos de la orientación sexual, salario y tipo de contratación de cada uno de ellos. No entendemos por qué está usted tan interesado en saber qué personas de este medio pertenecen a las minorías sexuales. Nuestra preocupación viene porque, en su visión personal, la homosexualidad es algo condenable y reprochable, un punto de vista que ha sido alimentado por su adherencia a la creencia de que la Biblia es fuente de moralidad, y una de tipo absoluto.

Claramente usted puede tener el credo religioso que desee y puede practicarlo y predicarlo con total libertad. Pero lo que no puede hacer es intentar imponerle sus puntos de vista particulares, y en este caso, sus prejuicios bíblicos, a toda la sociedad porque usted está en un Estado Laico. En un Estado Laico no hay un credo oficial y ninguna denominación religiosa puede tener favorecimiento a nivel legal, jurídico o administrativo de forma directa o indirecta.

Quizás usted no comprende lo que es el Estado Laico, aunque no es el único - es algo muy común en la clase política de nuestro país. Esta falta de respeto por el laicismo se debe, entre otras causas, a que todavía no hemos digerido que desde la Constitución de 1991 no somos un estado confesional sino uno donde hay diversidad de pensamientos, religiones, opciones filosóficas; no un estado de imposición dogmática, sino uno de preguntas, debate y respeto por la diversidad.

Al ser interrogado sobre por qué solicitó el listado de los empleados LGBTI, usted dijo que “está siendo víctima de una persecución política y religiosa", lo que nos confirma claramente que su intención de solicitar ese listado está motivado por sus creencias religiosas sobre la homosexualidad. Pero permítanos comentarle, señor concejal, que en un estado laico no se persigue a la religión ni a los religiosos. Simplemente no se les da privilegios para pasar por encima de la ley, ni se permite que se hagan leyes, decretos u ordenanzas desde los dogmas religiosos, esto con el fin de respetar los derechos de todos los ciudadanos. Recordamos, además, que el laicismo surgió en Occidente precisamente para garantizar la libertad religiosa, después de las cruentas guerras motivadas por la intención de imponer sus dogmas entre católicos y protestantes en la Europa del siglo XVI.

Una Colombia confesional sería un estado que no respeta los derechos de las minorías, no solo sexuales, sino también de las religiosas. Imagínese que un funcionario católico pidiese un listado de los protestantes en cargos de una entidad oficial para luego perseguirles y estigmatizarles, que un concejal o senador adventista pidiese por ley que se observe obligatoriamente el día sábado, o que un concejal momón pidiese que se enseñase el Libro de Mormón en los colegios públicos. Cosas como estas son las que se desean evitar en un Estado Laico.

A usted nadie le está persiguiendo por creer lo que su religión dicta. Usted puede seguir creyendo en la Biblia y la interpretación particular que le da su denominación. Lo que se le cuestiona es llevar su prejuicio a su función como miembro de un órgano de un Estado libre, plural y laico.

Usted, como pastor de la Iglesia Cruzada Cristiana puede pedir un listado de cuantos de sus feligreses son LGBTI para excomulgarlos y decirles que no entrarán al reino de los cielos. Pero como funcionario público, tal acto es una muestra flagrante de discriminación. ¿Por qué no preguntó por quiénes son zurdos o diestros? ¿Quiénes gustan de la comida de mar y quienes no? ¿Por qué precisamente la orientación sexual, algo que usted y su religión condenan como “abominación”, siguiendo el texto de la edad de bronce de Levítico 18:22? Nos preguntamos si, como pide Levítico 20:13, usted está de acuerdo con que los homosexuales merecen la pena de muerte.

Su acción de solicitar listados nos trae a la mente las acciones de la policía nazi que recopilaba información de dónde estaban los judíos, los gitanos, los homosexuales, los comunistas, los testigos de Jehová y los opositores políticos para perseguirles. Es totalmente desafortunado que se siga promoviendo la visión de que los homosexuales son ciudadanos de segunda clase. Es como si la humanidad no hubiera desarrollado los Derechos Humanos, o que no existieran las investigaciones del sexólogo Alfred Charles Kinsey, las de la doctora Evelyn Hooker, ni las del investigador Andrea Camperio-Ciani, entre otros, que han demostrado que la homosexualidad no es una patología y que esta hace parte de la diversidad humana. Más desafortunado aún es que la acción de pedir este listado se haya realizado desde el centro de deliberación democrática de la capital.

Durante su campaña, usted se ha autoproclamado un defensor de los valores y ahora se denomina el “concejal de la familia”. Le recordamos que un valor es el respeto a las diferencias. Aprender a convivir es aprender a convivir entre personas diferentes. No obstante, sus acciones y declaraciones anteriores han mostrado que usted les considera ciudadanos de segundo orden, que están desviados y en contra de la moral. Por eso le hacemos un llamado para que dé ejemplo de respeto activo. La homosexualidad no es una enfermedad; la discriminación y la homofobia no son valores.

Usted se denomina el “concejal de la familia” pero vemos que tiene un concepto estrecho de lo que es una familia. En la medida en que la sociedad ha adoptado los Derechos Humanos se ha dado cuenta que las personas LGBTI existen y tienen derechos al igual que los heterosexuales. En ese sentido las parejas estables de gays y lesbianas son familias. Esto lo dejó claro la Corte Constitucional de Colombia en la sentencia T-716 del 2011 que ratifica que las parejas del mismo sexo sí son familia, así como los estudios de muchos centros universitarios que ratifican que la orientación homosexual no es una enfermedad y que las parejas del mismo sexo pueden adoptar menores. Esto último lo avalaron cuatro universidades colombianas: la Universidad Nacional de Colombia, Universidad del Valle, Universidad de los Andes y la Pontificia Universidad Javeriana. Nos preguntamos entonces si dentro de su título de “concejal de la familia” incluirá la defensa de las parejas del mismo sexo, tal como lo dejo claro la Corte y lo han demostrado los centros académicos serios.

Entendemos que su visión de familia se limita a la tradicional familia heterosexual. Aduce usted que las normas sobre la familia que deben ser válidas son las avaladas por la Biblia. Usted puede mantener esto como creencia personal, pero no puede llevarlo a la esfera de la decisión pública porque viola los derechos de otros ciudadanos. Un político que ponga sus principios bíblicos por encima de la Constitución bien podría solicitar que las mujeres que no lleguen vírgenes al matrimonio sean lapidadas hasta la muerte, tal como lo sanciona Deuteronomio 22:16-21. ¿Es está también su postura? ¿Intentará llevar esta norma a la legislación en un futuro, en vista de que su moral deriva de este libro?

Deseamos comentarle que ni la Biblia ni las interpretaciones que de ella se hacen son la última palabra sobre la moralidad. Existe una moral basada en el razonamiento de las acciones y consecuencias de los actos humanos, que es mucho más inteligente que aceptar acríticamente una obra de la edad de bronce. Sugerimos que lea "El mundo de los valores" de Adela Cortina y "La genealogía de la moral" de Friedrich Nietzsche. Estas obras, entre otras, podrán ayudarle la próxima vez que desee proclamarse defensor de los valores.

Por último, y enmarcando esto en el Derecho de Petición, como grupo de ciudadanos legalmente organizados, anexamos formalmente un derecho de petición a la presente.

Atentamente,

Ferney Y. Rodríguez Vargas
Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá 

Presidente

Andrés Felipe Salamanca
Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá

Representante Legal

Pueden ayudarnos a hacerle llegar esta carta a su twitter: @7marcofidelr

(A continuación imagen del primer folio del derecho de petición. Consta de cinco páginas)

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