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jueves, 24 de julio de 2014

La homeopatía no es medicina

'Similia similibus curantur', en buen español: lo semejante se cura con lo semejante. Ese es el principio bajo el cual (no) trabaja la homeopatía. Lo similar no cura lo similar, esa historia no funciona, no sólo no existen evidencias que sostengan los supuestos poderes de este 'remedio' sino que tampoco tenemos resultados positivos respecto a sus aplicaciones 



Por Glenys Álvarez

Un nuevo 'suicidio' homeopático nos recuerda que la homeopatía no funciona. La mayoría de las personas piensa que la homeopatía es una “medicina a base de hierbas completamente natural”. Pero no es así. El absurdo va mucho más allá y es algo antiguo, una pseudociencia inventada por Samuel Hahnemann por allá por los 1700 y se trata de diluir sustancias a tal punto que no queda nada de ellas en el agua. Literalmente nada. De hecho, mientras más se diluya, dicen, “mejor” será el remedio. Como explica la doctora Harriet Hall, quien lucha contra las pseudociencias:

“Si el café te mantiene despierto, el café bien diluido te dará sueño. Mientras más diluido el café, mejor dormirás”.

El asunto con la homeopatía es que han diluido tanto la molécula original para que funcione en el agua, que ya no se encuentra molécula alguna en el agua. Los homeópatas estaban sorprendidos, a lo mejor asustados, así que decidieron inventar un absurdo aún mayor: a lo mejor el agua recuerda. Pero nadie explicaba cómo.

¿Cómo es posible que estas moléculas sean capaces de recordar lo que ellos deseen que recuerden mientras olvidan todo lo demás? El agua entra en contacto con numerosos elementos, desde bacterias hasta sustancias tóxicas, pero una vez diluidos, el agua no los recuerda o estuviéramos en graves problemas.

Jacques Benveniste es un científico que aseguró haber demostrado que el agua recordaba, de hecho, ganó dos premios IgNobel por sus afamados estudios sobre homeopatía, pero ninguno se pudo repetir.

“El estudio sobre la 'degranulación de basófilos', de Benveniste fue un intento complicado de mostrar que el agua podía recordar. Los homeópatas todavía están citando estos estudios como prueba de que el agua tiene memoria pero es algo intelectualmente deshonesto. Cuando James Randi y un equipo del diario científico Nature visitaron el laboratorio de Benveniste, su experimento dejó de funcionar. Cuando se repitió el experimento de Ennis, uno de los que decía haberlo confirmado, para el premio del millón de dólares de Randi en el programa Horizon de la BBC, también falló.

“Si el experimento hubiese funcionado en condiciones científicas adecuadas, alguien se hubiera llevado el millón de dólares fácilmente”, explica la doctora Hall.

Los suicidios homeopáticos, por otro lado, nacieron en Inglaterra en el 2010 cuando más de 400 escépticos decidieron crear conciencia respecto a estas pesudociencias. Desde entonces, estos 'suicidios' se han contagiado por todo el mundo, de hecho, el ingeniero Hernán Toro, de Escépticos Colombia, tiene un video en YouTube en dos partes (http://www.youtube.com/watch?v=bxipg1izWnU) donde él también se toma una sobredosis de sustancias homeopáticas mostrando de forma simple su inutilidad.

Que mucha gente crea en algo no lo hace real, sólo considera todas las cosas en las que no crees que otros han creído, no sólo ahora sino en el pasado. Que una celebridad o persona famosa lo use no lo hace real, sólo piensa todas las cosas que hacen los famosos que no consideras valederas.

“Hipócrates una vez dijo que existía una ley de semejantes, pero también expresó que las enfermedades se debían a un desequilibrio entre los 'cuatro humores'”, explica Hall.

Las grandes compañías farmacéuticas no quieren que se conozca la homeopatía; un santo grial como el remedio homeopático sería imposible de frenar hoy en día y premios Nobel serían otorgados por doquier.

La pregunta se mantiene: ¿No le cabría una demanda a esa empresa por vender agua como medicina? De hecho, ahora mismo existe una demanda de 30 millones de dólares contra una corporación canadiense llamada Boiron, por fabricar y vender una sustancia homeopática (agua) llamada Oscillicoccinum, publicitando sus buenos efectos contra la gripe. Los demás remedios, promueven efectos pasivos y sutiles, difíciles de demandar.

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