La ola conservadora y retrógrada de Benedicto XVI y la secta que lidera ha provocado más de una reacción en el mundo intelectual. Afortunadamente.
Ahora es el premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, quien en la presentación de su nuevo libro, "Caín", le ha hablado claro y fuerte al ensotanado mayor desde Roma. Saramago, también sorprendió a muchos ateos que escucharon al escritor lusitano decir que está dejando de ser un "ateo manso". ¿Qué tanto hará Saramago en el activismo ateo?
Les dejo la parte incial (en la que habla sobre la ICAR y su Papa) de la nota de Juan Lara para la agencia EFE:
El Premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, ha acusado al papa Benedicto XVI de “cinismo” y ha dicho que a la “insolencia reaccionaria” de la Iglesia hay que responderle con la “insolencia de la inteligencia viva”.
“Que Ratzinger tenga el valor de invocar a Dios para reforzar su neomedievalismo universal, a un Dios que jamás ha visto, con el que nunca se ha sentado a tomar un café, demuestra solamente el absoluto cinismo intelectual del personaje”, expresó Saramago en un coloquio con el filósofo italiano Paolo Flores D’Arcais, quien publica Il fatto quotidiano, en coincidencia con su visita a Roma.
Saramago se encuentra desde ayer en la capital italiana para presentar su libro Los cuadernos y reunirse con amigos italianos, como la Premio Nobel de Medicina 1986, Rita Levi Montalcini.
En su charla con Flores D’Arcais, Saramago aseguró que él es un ateo “tranquilo”, pero que ahora está cambiando de idea.
“A las insolencias reaccionarias de la Iglesia católica hay que responder con la insolencia de la inteligencia viva, del buen sentido, de la palabra responsable. No podemos permitir que la verdad sea ofendida todos los días por presuntos representantes de Dios en la Tierra, a los que en realidad sólo les interesa el poder”, afirmó.
Según Saramago, a la Iglesia le importa poco el destino de las almas y lo que siempre ha buscado es el control de sus cuerpos. “La razón –añadió– puede ser una moral, usémosla”.
Esta otra nota, sobre "Caín":
Sobre su nueva novela
José Saramago vuelve a ocuparse de la religión en Caín, su nueva novela, que se publicará en octubre, en la que redime a su protagonista del asesinato de Abel y señala a Dios "como el autor intelectual al despreciar el sacrificio que Caín le había ofrecido".
(...)Casi veinte años después de su discutido libro El evangelio según Jesucristo, que fue vetado por el Gobierno portugués para competir por el Premio Europeo de Literatura, el Nobel luso hace un irreverente, irónico y mordaz recorrido por diversos pasajes de la Biblia pero no teme que vuelvan a crucificarle. "Algunos tal vez lo harán -explica Saramago-, pero el espectáculo será menos interesante."
El Dios de los cristianos no es ese Jehová. Es más, los católicos no leen el Antiguo Testamento. Si los judíos reaccionan no me sorprenderé. Ya estoy habituado. Pero me resulta difícil comprender cómo el pueblo judío ha hecho del Antiguo Testamento su libro sagrado. Eso es un chorro de absurdos que un hombre solo sería incapaz de inventar. Fueron necesarias generaciones y generaciones para producir ese engendro".
José Saramago no considera este libro su particular y definitivo ajuste de cuentas con Dios -"las cuentas con Dios no son definitivas", dice-, pero sí con los hombres que lo inventaron. "Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos.
"No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él", explica el autor. Niega que la cercanía de la muerte, hace ahora un año debido a su enfermedad, le hiciera pensar más en Dios. "Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?" Y continúa Saramago: "Moriremos cuando tengamos que morir. A mí me salvaron los médicos, me salvó Pilar (su esposa y traductora), me salvó el excelente corazón que tengo, a pesar de la edad. Lo demás es literatura, y de la peor".
Hace un año, el escritor sorprendió a sus lectores por la ironía y el humor que destilan de las páginas de El viaje del elefante y ahora vuelve a las andadas con Caín. Para él es un misterio. Y reflexiona: "No fue deliberado ni premeditado, la ironía y el humor aparecen en las primeras líneas de ambos libros. Podía haberlo contrariado e imprimirle un tono solemne a la narrativa, pero lo que está me vino ofrecido en una bandeja de plata, sería una estupidez rechazarlo".
El escritor empezó a pensar en Caín hace muchos años, pero se puso a escribirlo en diciembre de 2008 y lo terminó en menos de cuatro meses. "Estaba en una especie de trance. Nunca me había sucedido, por lo menos con esta intensidad, con esta fuerza", rememora para Efe.
Saramago, que una vez escribió que "somos cuentos de cuentos contando cuentos, nada" y así sigue viéndose, escribe más y más rápido que nunca (tres libros en un año), quizás como la mejor manera de seguir vivo. "Es verdad. Tal vez la analogía perfecta sea la de la vela que lanza una llama más alta en el momento en que va a apagarse. De todos modos, no se preocupen, no pienso apagarme tan pronto", sentencia.
En su blog (blog.josesaramago.org) aparece hoy el anuncio de la nueva novela y una carta de la presidenta de la Fundación Saramago, Pilar del Río, en la que anuncia a los lectores del Nobel que este Caín no les dejará indiferentes.
¿Y usted qué opina?
Saramago es un genio y todo lo que diga es valioso.
ResponderEliminar¡Saludos!
Al parecer después de la muerte hay como unas olimpiadas entre las diversas creencias; por eso el que tenga más adeptos también tendrá mayores probabilidades de tener entre los suyos competidores de alto nivel. Por eso se pelean por conseguir nuevos adeptos creo yo, sino no habría otra razón; aparte que es un buen negocio. Suerte.
ResponderEliminarUna mente muy preclara y valiente.
ResponderEliminarsalu2