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miércoles, 16 de enero de 2019

¿En qué casos el daño cerebral desemboca en fanatismo religioso?

Para quienes han convivido o debatido con fundamentalistas religiosos es claro que estos se cierran a la evidencia de una manera terca y contumaz. No en pocas ocasiones se lee en redes sociales que los fanáticos religiosos "tienen el cerebro frito" o que tienen un "daño cerebral". Pues bien un equipo de neurólogos decidieron investigar si hay una relación entre el deterioro del cerebro y el fanatismo religioso.

Las creencias religiosas son representaciones mentales que se refieren a cosas y entidades sobrenaturales que sea sumen como reales y que son transmitidas socialmente. En algunos casos las  que consisten en eventos sobrenaturales y entidades asumidas como reales. Las creencias religiosas, con frecuencia, no se actualizan o modifican cuando se ven enfrentadas a evidencia o descubrimientos científicos. Justamente esto último ocurre con los fundamentalistas religiosos, quienes ven una gran amenaza en la información que amenaza su cosmovisión, que por lo general se basa en una lectura rígida de un texto presuntamente revelado. Socialmente son muy conservadores y pueden llegar a ser agresivos con quienes les cuestionan o tienen un estilo de vida liberal.

Con lo anterior claro volvamos al caso de la investigación. El estudio sobre la relación entre daño cerebral y fanatismo fue dirigido por Jordan Grafman, de la Universidad Northwestern. Para esto analizó datos de veteranos de la Guerra de Vietnam que se sabía habían sufrido lesiones en la corteza prefrontal del cerebro. Estudios anteriores han mostrado que zonas de la corteza prefrontal están relacionadas con el fundamentalismo religioso, entre otros aspectos del comportamiento social de los Homo sapiens. El estudio incluyó la comparación y análisis de tomografías computarizadas de 119 veteranos de guerra con traumatismo cerebral contra 30 veteranos sanos que no sufrieron daños. También se aplicó entre ellos una encuesta para analizar el grado de fanatismo religioso. La mayoría de los veteranos dijeron ser cristianos, mientras que un 32,5% no especificaron un credo religioso en particular.

"Mi interés principal es comprender las funciones de la corteza
prefrontal humana y mejorar esas funciones después del daño
cerebral. Por lo tanto, tengo intereses adicionales en la
neuroplasticidad, la memoria, las funciones ejecutivas
 y la neurociencia social. Utilizo la IRM estructural y
 funcional, la estimulación cerebral no invasiva,
los registros psicofisiológicos y la genética como
 herramientas en este esfuerzo de investigación."
- Jordan H. Grafman
Tomado de su hoja de vida en la página de la
NorthWestern University
El doctor Jordan H. Grafman justificó su investigación argumentando que el hecho que las creencias religiosas juegan un papel masivo en impulsar e influir en el comportamiento humano en todo el mundo, hace importante comprender el fenómeno del fundamentalismo religioso desde una perspectiva psicológica y neurológica.

La corteza prefrontal está asociada con algo llamado "flexibilidad cognitiva". Este término se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar fácilmente de pensar en un concepto a otro, y para pensar en varias cosas simultáneamente. Esta capacidad permite a los organismos actualizar las creencias a la luz de la nueva evidencia, y este rasgo probablemente surgió debido a la ventaja de supervivencia obvia que proporciona tal habilidad. Esta habilidad mental es crucial para adaptarse a nuevos entornos porque permite a las personas hacer predicciones más precisas sobre el mundo en condiciones nuevas y cambiantes. La hipótesis planteada por el equipo del doctor Jordan es que al verse afectada la flexibilidad coginitiva se llegaría a una condición de fundamentalismo religioso.

Según narra RawStory:

"La investigación de imágenes cerebrales ha demostrado que una región neural importante asociada con la flexibilidad cognitiva es la corteza prefrontal, específicamente dos áreas conocidas como la corteza prefrontal dorsolateral (dlPFC) y la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC). Además, el vmPFC fue de interés para los investigadores porque estudios anteriores han revelado su conexión con creencias de tipo fundamentalista. Por ejemplo, un estudio mostró que los individuos con lesiones vmPFC calificaron las declaraciones políticas radicales como más moderadas que las personas con cerebro normal, mientras que otro estudio mostró una conexión directa entre el daño vmPFC y el fundamentalismo religioso. Por estas razones, en el presente estudio, los investigadores observaron a pacientes con lesiones tanto en vmPFC como en dlPFC, y buscaron correlaciones entre el daño en estas áreas y las respuestas a los cuestionarios de fundamentalismo religioso".

El equipo del Dr. Grafman esperaban que los participantes con lesiones al vmPFC o al dlPFC obtendrían una puntuación baja en las medidas de flexibilidad cognitiva y apertura mental, mietras que darían respuestas que los alinearan con el fundamentalismo religioso.

Los resultados mostraron justo lo que el equipo esperaba que ocurriría. Pruebas adicionales revelaron que este aumento en el fundamentalismo religioso fue causado por una reducción en la flexibilidad cognitiva y la apertura resultante del deterioro de la corteza prefrontal.

La flexibilidad cognitiva se evaluó mediante una prueba de clasificación de tarjeta psicológica estándar que incluía la categorización de tarjetas con palabras e imágenes según unas reglas. La apertura se midió utilizando una encuesta de personalidad ampliamente utilizada que se conoce como "Inventario de Personalidad NEO". Los datos sugieren que el daño en la Corteza frontal ventro medial vmPFC promueve indirectamente el fundamentalismo religioso al suprimir tanto la flexibilidad cognitiva como la apertura.

Solo una quinta parte de los casos de fundamentalismo religioso se deben a daños en la región prefrontal del cerebro.
Pero, ¿qué podría generar daños en la vmPFC? Hay muchas razones que se han analizado. entre ellas están los traumas cerebrales, trastornos psicológicos, adicción a drogas o alcohol, o simplemente un perfil genético particular, harían a un individuo susceptible al fundamentalismo religioso. El equipo señala que quizás en otros casos, el adoctrinamiento religioso extremo perjudica el desarrollo o el buen funcionamiento de las regiones prefrontales de una manera que dificulta la flexibilidad y apertura cognitivas.

Los autores señalaron que la flexibilidad cognitiva y la apertura no son las únicas cosas que hacen que los cerebros sean vulnerables al fundamentalismo religioso. De hecho, sus análisis mostraron que estos factores solo representaban una quinta parte de la variación en los puntajes de fundamentalismo.  Razón por la que aún hay mucho trabajo por hacer.

En conclusión, el estudio de Jordan H. Graffman y su equipo, publicado en la revista Neuropsychology demostróo que el fundamentalismo religioso es, en parte, el resultado de un deterioro funcional en una región del cerebro conocida como la corteza prefrontal. Los hallazgos sugieren que el daño a áreas particulares de la corteza prefrontal promueve indirectamente el fundamentalismo religioso al disminuir la flexibilidad cognitiva y la apertura, un término de psicología que describe un rasgo de personalidad que involucra dimensiones como la curiosidad, la creatividad y la apertura mental.

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