Entre el 8 y el 27 de febrero pasado las autoridades rusas llevaron a cabo una inspección sorpresa en la que el gobierno de Putin consideró que la organización viola reglamentos y contradice la legislación rusa en materia de lucha contra las actividades extremistas.
El gobierno ruso ve con preocupación que los Testigos de Jehová se nieguen a participar en elecciones o política en general, así como del ejército. Sumado a que la denominación nació y tiene su sede en los Estados Unidos, país con el que Rusia tiene tensiones por liderazgo mundial.
"A diferencia de las sectas clásicas como los bautistas, los Testigos de Jehová controlan duramente a los miembros de su comunidad, limitan sus derechos civiles, regulan todos los aspectos de su vida, los engañan durante el reclutamiento y los explotan", sostiene Alexánder Dvorkin, profesor y especialista en religiones, citado por RIA Novosti.
Putin y el Obispo Cirilo en ceremonia religiosa conjunta. Fuente: Angelidis.Be |
Pero además de la pérdida de patriotismo de los rusos testigos de Jehová con la madre Rusia cabe mencionar que el gobierno de Vladimir Putin tiene una fuerte alianza con la Iglesia Ortodoxa Rusa de manera tal que puede asegurarse que Rusia no es un Estado laico. Los clérigos ortodoxos han influido para que el gobierno persiga a homosexuales (se ha sabido que tienen un campo de concentración en Chechenia), así como prohibir a esta religión que se caracteriza por un fuerte proselitismo.
La ONU se pronunció en contra de la ilegalidad del grupo religioso.
Moraleja laicista
Las acciones del gobierno ruso muestran justamente las bondades de defender un Estado Laico. Un Estado Laico, aquel en el que Estado e Iglesias se encuentran separados, no favorece a ninguna religión. La falta de laicidad en Rusia deja ver el favorecimiento por la Iglesia Ortodoxa Rusa y la subsiguiente persecusión contra las religiones minoritarias. Una lección que se debe tomar en muchos países de Latinoamérica donde los evangélicos están accediendo al poder político con el fin de llevar a cabo "la voluntad de Dios".
Sin duda, lo que está haciendo el gobierno ruso con la persecusión a los testigos de Jehová y a los homosexuales son una violación de derechos humanos. Además de esto, cabe preguntarse ¿son los testigos de Jehová una secta?
¿Son los testigos de Jehová una Secta?
Es común escuchar entre religiosos mayoritarios (católicos u ortodoxos) decir que los testigos de Jehová son una secta. Hay que aclarar que una mente sectaria se puede hallar no sólo entre los testigos de Jehová, sino también entre católicos, ortodoxos, adventistas o pentecostales.
Cualquier religión puede ser considerada como secta si genera entre sus adeptos una visión dicotómica del mundo del tipo: nosotros, los buenos y los demás que están en el error. Algunos autores consideran secta a aquellos grupos que generan lavado cerebral.
Según la psicóloga Kathleen Taylor, especialista en el tema de lavado de cerebro, hay cuatro aspectos importantes en el concepto de lavado de cerebro: (1) Debe tener intencionalidad por parte de quien lo ejecuta; (2) la “diferencia cognoscitiva” entre las creencias sostenidas por una víctima antes y después del lavado de cerebro; (3) la escala de tiempo sobre la cual ocurre el cambio de creencias, y (4) el uso del lavado de cerebro como un “término-salva-vidas”.
Taylor ha evidenciado que tras un lavado de cerebro la fuerza de las creencias es inmensa y las emociones asociadas a ellas son extremas. Las víctimas de lavado de cerebro perciben los cuestionamientos como ataques personales y se rehúsan a establecer una argumentación racional. Otra característica es que las víctimas de lavado cerebral sostienen con vehemencia haberse adherido a la religión de manera libre y voluntaria, seguir siendo libres y que jamás han sido presionados o inducidos por los líderes de la religión.
Muchas de estas características se han observado en los adherentes a los testigos de Jehová, pero no sólo en esta denominación. Le corresponde a la educación en el pensamiento racional en el mejor antídoto contra el fanatismo y el lavado de cerebro.
Cualquier religión puede ser considerada como secta si genera entre sus adeptos una visión dicotómica del mundo del tipo: nosotros, los buenos y los demás que están en el error. Algunos autores consideran secta a aquellos grupos que generan lavado cerebral.
Según la psicóloga Kathleen Taylor, especialista en el tema de lavado de cerebro, hay cuatro aspectos importantes en el concepto de lavado de cerebro: (1) Debe tener intencionalidad por parte de quien lo ejecuta; (2) la “diferencia cognoscitiva” entre las creencias sostenidas por una víctima antes y después del lavado de cerebro; (3) la escala de tiempo sobre la cual ocurre el cambio de creencias, y (4) el uso del lavado de cerebro como un “término-salva-vidas”.
Taylor ha evidenciado que tras un lavado de cerebro la fuerza de las creencias es inmensa y las emociones asociadas a ellas son extremas. Las víctimas de lavado de cerebro perciben los cuestionamientos como ataques personales y se rehúsan a establecer una argumentación racional. Otra característica es que las víctimas de lavado cerebral sostienen con vehemencia haberse adherido a la religión de manera libre y voluntaria, seguir siendo libres y que jamás han sido presionados o inducidos por los líderes de la religión.
Muchas de estas características se han observado en los adherentes a los testigos de Jehová, pero no sólo en esta denominación. Le corresponde a la educación en el pensamiento racional en el mejor antídoto contra el fanatismo y el lavado de cerebro.