En la publicación de la revista Escéptico Digital de enero de 2009 aparece una nota titulada: Las cicatrices de la evolución, de donde extraigo la siguientes apartes que denotan que los humanos evolucionaron de un antecesor simiesco, y que no precisamente fueron moldeados del barro por dios alfarero:
Según este artículo de Neil Shubin (Cortesía del pulgar del panda), el hipo es controlado por un área del cerebro que compartimos con los renacuajos. El espasmo involuntario conocido como el hipo básicamente consiste en una fuerte inhalación de aire seguida de un cierre de la glotis (una válvula en la parte superior de la tráquea). En los renacuajos, que tienen el mismo reflejo, la inhalación lleva agua a la boca en donde las agallas pueden absorber el oxígeno que contiene, pero cierra la válvula para que el agua no entre en los pulmones. Lo que para los anfibios es un reflejo respiratorio vital, en los seres humanos no pasa de ser un problema chistoso. Y no solo eso; las mismas medidas que generalmente detienen el hipo en los seres humanos (inhalar dióxido de carbono, extender la pared torácica mediante una respiración profunda) también puede detener este reflejo en los renacuajos.
De hecho, a todos los embriones humanos les crece una cola durante la gestación, aunque normalmente son reabsorbidas antes del nacimiento. La cola de la que hablo es simplemente lo que pasa cuando esto no sucede. Para un científico evolutivo, la razón por la que desarrollamos colas es evidente: somos descendientes de un antepasado que las tiene. A los creacionistas, que afirman que los seres humanos fueron creados de un porrazo en su estado actual, debe resultarles un tanto difícil explicar por qué tenemos tantas estructuras vestigiales que nos unen a otras especies de mamíferos.
En el extremo de cada cromosoma hay un segmento distintivo de ADN llamado telómero, con otro segmento especial denominado centrómero en el medio. Lo curioso del cromosoma 2 del ser humano es que presenta un telómero en un extremo seguido de un centrómero, como un cromosoma normal. A continuación presenta un segmento de dos telómeros en el centro seguidos de otro centrómero y de un cuarto telómero en el extremo - exactamente la estructura que esperaríamos encontrar si dos cromosomas se hubiesen fusionado en uno solo. Al comparar este cromosoma con los dos cromosomas respectivos de otros primates nos encontramos con una coincidencia asombrosa (ver imagen aquí), lo que indica claramente que dicha fusión se produjo en algún momento después de que el linaje humano se hubiera separado de nuestros parientes.
• El pseudogen de la vitamina C: A diferencia de la mayoría de los mamíferos, los seres humanos no podemos sintetizar nuestra propia vitamina C, así que tenemos que ingerirla como parte de nuestra dieta o arriesgarnos a padecer la enfermedad del escorbuto. Según la hipótesis creacionista, los seres humanos fuimos creados así desde el principio, por lo que no esperaríamos encontrar pruebas de que se trata de una capacidad perdida. Sin embargo, la teoría evolutiva afirma todo lo contrario: siendo que tenemos un antepasado común con los otros mamíferos; y dado que la mayoría de ellos pueden fabricar su propia vitamina C, esperaríamos que alguno de nuestros antepasados “recientes” hubiera perdido esta habilidad. De ser así, nuestros genes podrían conservar evidencias de ello.
En este caso, la evidencia a favor de la evolución es contundente: los seres humanos si tenemos una versión del gen encargado de sintetizar la vitamina C, pero el nuestro esta "dañado", es decir desactivado por una mutación. Nuestros parientes primates, que también carecen de esta capacidad, también tienen versiones “estropeadas” del gen. Tal y como predice la teoría evolutiva, el mismo tipo de mutaciones presentes en el genoma humano pueden encontrarse en los genes de los chimpancés, orangutanes y macacos - pruebas concluyentes de que todos somos descendientes de alguna clase de primate que adquirió esta mutación en algún momento en el pasado. (Es probable que esta mutación no fuese perjudicial para los primates porque sus dietas son ricas en frutas, proporcionando abundante vitamina C.)
Muy bueno! Son evidencias innegables y a las que todos podemos confirmar en nuestros propios cuerpos.
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