Tras el requerimiento del pastor y concejal
Marco Fidel Ramírez de querer saber que empleados del canal bogotano "Canal Capital" son LGBTI se presentó un debate en el Concejo de la ciudad el pasado 7 de noviembre.
En aquella ocasión la concejal protestante Clara Lucía Sandoval Moreno dijo
"Uno puede tener una opinión contraria a la comunidad LGBTI. Eso no es ser homofóbico". Una declaración que dejo muchos interrogantes en muchos sectores, entre ellos los ateos de Bogotá que le dirigieron la carta.
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He aquí la carta:
Bogotá, Noviembre 15 de 2012
Señora:
CLARA LUCÍA SANDOVAL
MORENO
Concejal de Bogotá
por el Partido de la U
Ciudad
Reciba un cordial saludo de la Asociación de
Ateos y Agnósticos de Bogotá.
Con preocupación nos enteramos que en el
pasado debate en el Concejo del 7 de noviembre usted afirmó que: "Uno puede tener una opinión
contraria a la comunidad LGBTI. Eso no es ser homofóbico". Aunque
claramente está usted en libertad de expresar sus opiniones tal afirmación nos
ha generado muchas inquietudes.
Cualquier ciudadano puede tener opiniones
contrarias respecto a un tema, política o ideología, pero tener una opinión
contraria hacía toda una comunidad, más que una opinión es una declaración de
discriminación. Para ilustrar este punto, supongamos que alguien dijese: “Uno puede tener una opinión contraria a la
comunidad afrocolombiana. Eso no es ser racista" o Uno puede tener una opinión contraria a la comunidad judía. Eso no es
ser antisemita". ¿Lo nota? La opinión contraria está dada contra los
seres humanos por ser lo que son. Eso es discriminación.
Investigando sobre sus opiniones contrarias a
la comunidad LGBT hemos hallado que en enero de este año usted se opuso a que
se realizasen talleres, en los colegios públicos de Bogotá, que informasen
sobre la homosexualidad en términos de respeto y aceptación. En aquella
oportunidad usted puntualizó que “Lo
complejo es que los jóvenes están expuestos a un proceso de exploración y se
les está brindando a ellos la posibilidad de una tercera opción, cuando
realmente esa tarea de conocer otras influencias es de los estudiantes en su
libre desarrollo social, más no se debería implementar dentro de los colegios
estos proyectos porque podría sesgar el criterio de los alumnos a través de
quienes dirigen estos talleres, como lo son la comunidad LGBTI”
Nos preguntamos, ¿si un criterio sesgado es
enseñar el respeto por las personas LGBTI, y que la homosexualidad no es una
enfermedad, ni un trastorno mental, cuál no lo seria? ¿Por qué asume qué una persona
LGBT no puede dar un taller sobre respeto a la diversidad sexual? Suponemos que
como miembro y predicadora de la Misión
Carismática Internacional afirma que la Biblia proporciona la opinión
definitiva sobre la realidad LGBT. Por eso nos preguntamos ¿Consideraría
adecuado informar que los homosexuales son una abominación y merecen la muerte
como lo estipula Levítico 20: 13?
Con frecuencia los detractores de la igualdad
han esgrimido que la homosexualidad es solo cuestión de elección. Nada más
falso. Muchas investigaciones han mostrado que la mayor parte de los
homosexuales no eligieron de un día para otro convertirse en gays o lesbianas,
o que la orientación sexual es algo que se puede escoger como una prenda que decide
uno ponerse o no, sino que es algo que descubren en sí mismos, sobre su forma
de sentirse atraídos erótica y afectivamente.
La homosexualidad, indican los estudios, es
algo similar a ser zurdo. No se conocen en su totalidad sus causas biológicas,
se ha presentado en todos los tiempos y culturas, se encuentra en un porcentaje
apreciable de la sociedad y es algo que no se elige. En la Edad Media se
discriminó, e incluso se llevaron a los zurdos y homosexuales a la hoguera por
ser supuestos servidores de Satanás. Actualmente a los zurdos ya no se
discriminan o se intentan cambiar, pero al mantenerse la creencia de que la
biblia es base para la moralidad sexual la discriminación hacia gays y
lesbianas si ha persistido.
Al tomarse como guía moral textos como
Levítico 18: 22 y 20:13, de forma acrítica
y sin cuestionar - tal como lo hace y predica usted- es fácil entender cómo se
puede formar una postura homofóbica fuerte, o como usted lo dice “tener una opinión contraria hacía la
comunidad LGBTI”.
No obstante, le hacemos la invitación para
que se documente y conozca las investigaciones que muestran que la
homosexualidad no es una enfermedad, ni un desorden mental. El 17 de mayo de
1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la
Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de
Salud.
La homosexualidad ha estado presente en todo
tiempo y toda cultura, como lo demostró Alfred Kinsey. Además varios estudios
etológicos muestran que está ampliamente extendida en el reino animal. Ahora
bien, lo que sí es patológico es el odio, la homofobia, el rechazar de entrada
a una persona por su orientación sexual, sin darle chance de conocerle
individualmente.
Otra investigación, hecha por la doctora
María del Mar González de la Universidad de Sevilla, realizada con 28 familias
homoparentales con hijos, 21 de madres lesbianas y 7 de padres gay, encontró en los chicos buena salud mental y
alta autoestima. Los investigadores no encontraron nada anormal ni aberrante. Las
familias homoparentales no son elementos negativos de la sociedad, ni el inicio
del fin de la sociedad, como muchos de sus correligionarios afirman.
El tener opiniones contrarias contra todo un
colectivo – es decir, mantener prejuicios - ha sido nefasto para la humanidad. Fue
así como en el pasado se difamó, persiguió, y expulsó a los judíos en la Europa
cristiana, y luego Hitler lo repetiría con mayor violencia. También “opiniones
contrarias hacía todo un colectivo” llevó al nazismo a perseguir, además de los
judíos, a gitanos y homosexuales.
El tener
“opiniones contrarias hacía la comunidad LGBTI” ha tenido consecuencias
terribles en términos de derechos humanos. El pío emperador Teodosio, que llevó
el cristianismo como religión oficial a todo el imperio romano, ordenó en el
año 438 quemar a todos los homosexuales pasivos y en el 533 Justiniano
castigaba cualquier acto homosexual con la castración y la hoguera, ley que se
hizo más estricta en el 559. La iglesia católica española utilizó en el
Renacimiento el látigo, y los extenuantes trabajos de impulsar las galeras
remando como castigo por ser homosexual.
En nuestros días la homofobia causa mucho
acoso a ciudadanos LGBTI en centros educativos y lugares de trabajo. El acoso
homofóbico ha llevado a muchos adolescentes a una vida sufrida por el acoso y llevado incluso al suicidio. Nuestra
sociedad sigue presenciando crímenes de odio motivados por la orientación
sexual o la identidad de género. No obstante en lugar de encontrar un frente
humanista contra la homofobia hemos encontrado que el sector evangélico al que
usted pertenece hace esfuerzos continuos, desde las iglesias o el poder
político, por seguir satanizando la homosexualidad, permitiendo así que la
discriminación continué. Tal es el caso del pastor bautista Charles L. Worley quien
propuso en mayo de este año en un sermón que se crearán campos de concentración
para gays y lesbianas para poner fin a la homosexualidad, o el del parlamentario
evangélico David Bahati, quien está adelantando en Uganda un proyecto de ley,
que de ser aprobado, dará cadena perpetua y hasta pena de muerte a los
homosexuales. En semanas pasadas el pastor bautista Robert J. Anderson en los
Estados Unidos afirmaba que los que practican actos homosexuales son dignos de
muerte en el marco de la campaña contra el matrimonio igualitario en el estado
de Maine; y en pasados días el pastor evangélico John McTernan culpaba al
reconocimiento de derechos a los homosexuales en Estados Unidos de la tormenta
Sandy y del huracán Isaac.
No sabemos si usted comparte opiniones como
la del pastor McTernan, pero lo que sí sabemos es que usted, al igual que él y
los otros mencionados, está en contra del reconocimiento de derechos para la
comunidad LGBTI. En 2011, en la anterior campaña para la alcaldía, usted
afirmaba que “Para nosotros Petro sería
terrible. Mire, la cabeza de lista de Petro es el autor de la política pública
LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales).” Nos preguntamos ¿cómo
es posible que intentar erradicar la homofobia y luchar por la igualdad de
derechos pueda ser algo “terrible”?
Los derechos por los que en este momento lucha
la comunidad LGBTI son principalmente el de no ser discriminados en sus lugares
de trabajo o estudio y poder conformar familias con protección legal. Respecto a
estas luchas sociales es importante tener en cuenta dos aspectos: Primero,
estamos en un Estado Laico y no en una teocracia. Razón por la que no se debe
confundir lo legal con las diversas concepciones de pecado, que no tienen
cabida en un estado plural y no confesional, y segundo, la negación de derechos
a todo un colectivo basándose en prejuicios, sean sociales o religiosos, es sin
duda discriminativo, así usted afirme que no lo es.
La lucha contra el reconocimiento de derechos
de todo un colectivo amparándose en un mandato divino no es algo nuevo de los
religiosos homofóbicos actuales llegados a la política. Ya a inicios del siglo
XX un gran discriminador decía de todo una comunidad: “Por eso creo ahora que, al defenderme del judío, lucho por la obra del
Supremo Creador” Ese discriminador, también homofóbico, era Adolfo Hitler.
Y así como Hitler creía que negando a los
judíos sus derechos y perpetuando el antisemitismo hacía la obra de dios, cree
usted que negando derechos a la comunidad LGBTI y perpetuando la homofobia hace
la obra del dios de la biblia. De esto estamos seguros. Aun así, la invitamos a
que se permita tener una mirada más científica y humanista sobre la
homosexualidad y que no mantenga la estrechez de miras que su credo le ha impuesto.
De hecho, la superación de la estrechez de
miras le permitió a Occidente superar el machismo decretado por la biblia e hizo avanzar a la sociedad en derechos. Fue así como se conquistaron derechos, cuando antes la mujer no podía
acceder al voto, ni mucho menos a un puesto de elección popular. Esa conquista
fue la que permitió que hoy usted sea concejal. Si toda la sociedad hubiese seguido
creyendo que “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio
sobre el hombre, sino estar en silencio. (1 Timoteo 2: 12)” aún
seríamos una sociedad muy inequitativa. Por eso le pedimos que se adhiera a la
senda de la igualdad y que supere su homofobia, basada en textos bíblicos
que datan de la edad de Bronce, para el bien de este país que todos amamos.
Atentamente,
Ferney
Y. Rodríguez Vargas
Asociación
de Ateos y Agnósticos de Bogotá
Presidente
Andrés
Felipe Salamanca
Asociación
de Ateos y Agnósticos de Bogotá
Representante
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