Las prótesis, robots y otros aparatos para personas con
distintas discapacidades ya están integrándose fuertemente con el
cerebro del paciente.
Por Glenys Álvarez
En el futuro, la tecnología desea integrarse y trabajar
contigo. Es lo que hemos estado observando durante años, los
ingenieros enseñan a las computadoras a seguir las órdenes del
cerebro del paciente a través de una interfaz, y cada vez se
entienden más. Hemos visto personas comunicarse de una oficina a
otra utilizando sólo el cerebro y una computadora, las prótesis son
más eficientes porque han sido sintonizadas bajo el mando de las
neuronas del paciente y hasta las sillas de ruedas estarán bajo el
mando neuronal del paciente.
El objetivo es que se sienta natural, que la mano cierre
obedeciendo las órdenes directas del cerebro, como una mano normal,
no porque existe un botón que lo haga, sino porque ya está
conectada a los nervios de la persona que la requiere. La meta final
es que sean tan cómodas como las originales. Estos dispositivos
están modelados para decodificar las señales del cerebro y actuar
acorde, conectados a la médula espinal permiten que exista
comunicación directa entre la persona y la tecnología para que
funcione como un motor natural, recibiendo, entendiendo y aplicando
las órdenes del cerebro.
En esta ocasión, por ejemplo, el investigador José del
R. Millán, del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausanne,
presentó esta semana un nuevo trabajo en la conferencia de la
Sociedad de Neurociencia Cognitiva (SCN) en San Francisco, asegurando
que las nuevas neuroprótesis permiten realizar tareas complejas.
Millán, quien comenzó su carrera diseñando robots autónomos que
pueden aprender de sus propias experiencias, ahora se dedica a que
estos robots ayuden a las personas con discapacidades.
“El objetivo es que lo hagan de una forma muy natural,
directa e intuitiva. ¿Y qué más directo que decodificar la
intención del usuario de sus propias señales cerebrales?”,
pregunta.
En medio del cerebro del usuario y el dispositivo se
encuentra la interfaz. Es lo que se encarga de leer y decodificar las
señales del paciente, en otras palabras, al pensar, 'deseo cerrar mi
mano en un puño', la interfaz lo lee y lo decodifica para que la
computadora lo aplique, así, el pensamiento pasa del cerebro, a la
interfaz y a la prótesis. Si nos ponemos a pensar en todas las cosas
que es capaz de hacer nuestro cerebro, recordamos claramente lo
dificultoso que una tarea como esta puede ser. Podemos hacer
actividades varias, muchas de forma automática, mientras nuestro
cerebro se concentra en otras, y es precisamente donde los
investigadores quieren llegar.
“Las prótesis y los robots que nuestras interfaces
controlan son inteligentes, ya que pueden interpretar muchos detalles
de bajo nivel que no necesariamente están codificados en las órdenes
mentales, también trabajan de forma autónoma, esta función refleja
cómo nuestras áreas profundas del cerebro, la médula espinal y el
sistema musculoesquelético, trabajan juntos en muchas tareas
rutinarias, lo que permite a nuestros cuerpos hacer tareas sencillas,
mientras centramos nuestra atención en otra parte”, aseguró.
En la imagen, por ejemplo, vemos una silla de ruedas que
el equipo de Millán elaboró el año pasado. Esta silla de ruedas
está controlada completamente por el cerebro del usuario, quien
puede manejarla por un largo periodo de tiempo debido al sistema de
control compartido que reduce el trabajo cognitivo que debe poner el
usuario para controlarla. Estas sillas de ruedas se encuentran ahora
en su fase de evaluación.
Los investigadores se encuentran ahora ante tres retos:
el primero es encontrar nuevas interfaces físicas, además del EEG,
que funcionen de forma permanente y por largos períodos de tiempo,
el segundo es alcanzar una mejoría en la retroalimentación
sensorial y, finalmente, tenemos el foco de la neurociencia cognitiva
hoy, decodificar e integrar la información en un circuito entre la
prótesis y los procesos perceptivos del paciente, incluyendo atender
los errores que cometan las prótesis y la anticipación en puntos
críticos y decisivos.
“Las neuroprótesis futuras, como robots y
exoesqueletos controlados a través de interfaces inteligentes,
estarán fuertemente acopladas con el usuario de tal manera que el
sistema resultante podrá sustituir y restaurar las funciones de las
extremidades deterioradas porque será controlado por las mismas
señales neuronales que controlan sus contrapartes naturales. Esto ya
no es ciencia ficción”, concluyó.
Millán presentó su nuevo trabajo aquí:
https://www.cogneurosociety.org/annual-meeting/upcoming-meeting/
Crédito de imagen: José del R. Millán
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