En su homilia Benedicto XVI afirmó:
"Quien quiere entrar hoy en la iglesia de la Natividad de Jesús, en Belén, descubre que el portal, que un tiempo tenía cinco metros y medio de altura, y por el que los emperadores y los califas entraban al edificio, ha sido en gran parte tapiado. Ha quedado solamente una pequeña abertura de un metro y medio. La intención fue probablemente proteger mejor la iglesia contra eventuales asaltos pero, sobre todo, evitar que se entrara a caballo en la casa de Dios. Quien desea entrar en el lugar del nacimiento de Jesús, tiene que inclinarse. Me parece que en eso se manifiesta una cercanía más profunda, de la cual queremos dejarnos conmover en esta Noche santa: si queremos encontrar al Dios que ha aparecido como niño, hemos de apearnos del caballo de nuestra razón «ilustrada». Debemos deponer nuestras falsas certezas, nuestra soberbia intelectual, que nos impide percibir la proximidad de Dios.
Una declaración que no sorprende viniendo de un líder religioso que considera la ilustración como un error de la historia de la humanidad. Y es que no se puede aceptar de forma racional que un dios omnisapiente haya organizado como plan de salvación un sacrificio atroz para salvar a la humanidad, cuando basta decir que los perdonaba. Es ilógico condenar a toda la humanidad por el pecado de unos primeros padres, más aún cuando estos no existieron, y todo el relato del pecado original también es una leyenda. Es absurdo pensar que tres personas diferentes son un solo dios, si caer en el politeísmo. Toda esta maraña de absurdos son creíbles solamente cuando se abandona la razón, y eso es justamente a lo que invitó Benedicto XVI en la navidad del 2011. Pero, precisamente más razón ilustrada es lo que necesita el mundo.
¿Y usted qué opina?