"Yo soy sacerdote de Dios, y enseño a los cristianos las cosas de Dios, y así mismo vengo a enseñar a vosotros. Lo que yo enseño es lo Dios nos habló, que está en este libro. Y por tanto, de parte de Dios y de los cristianos, te ruego que seas su amigo [hablando de Pizarro], porque así lo quiere Dios; y venirte bien dello; y ve a hablarle al Gobernador que te está esperando."
Atahualpa dijo que el diese el libro para verle y él se lo dio cerrado.; y no acertando Atahualpa en abrirle, el religioso extendió el brazo para abrir, y Atahualpa con gran desdén le dio un golpe en el brazo; no queriendo que lo abriese; y profiando el mismo en abrirlo, lo abrió; y no maravillándose de las letras ni del papel como otros indios, lo arrojo cinco o seis pasos de sí.
Estos hechos fueron registrados por el cronista Francisco de Jerez. Según otro relato, del inca Tuto Cussi Yupanqui, rebelde que sobrevivió 40 años a la conquista, este hecho no sucedió en la ciduad de Cajamarca sino antes. Según esta versión hubo dos conferencias. En la primera Atahualpa recibió a dos españoles a quienes les invitó a tomar chicha en señal de hospitalidad pero los españoles arrojaron la bebida de maíz al suelo. Era una falta de respeto tirar una bebida sagrada, así que Atahualpa decidió tirar también la Biblia.
El relato dado por Guamán Poma de Ayala es algo diferente. En esta versión el fraile Vicente de Valverde le dice a Atahualpa que sus dioses eran falsos. Entonces el soberano le pregunta quien se lo había dicho y este le responde que se lo había dicho la Biblia. Atahualpa pide el libro "Para oír por si mismo estos dichos". Pero como la Biblia no emitió ninguna voz la arrojo al suelo.
Sea como haya ocurrido, el inca fue reducido en lo que era una trampa en la ciudad de Cajamarca. Se pidió un inmenso rescate que fue pagado. No obstante luego, fue ejecutado por los españoles. Eso si, se le puso una cruz en su mano en sus últimos minutos.
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