Tras este desastre, los frailes dominicos, atendiendo los llamados de los angustiados ciudadanos, sacaron en procesión la imagen de la Virgen del Rosario, hasta el altozano de la Muralla, para rogar que el mar cesara su violencia. Como después de la ola del tsunami no volvieron más, los católicos de Cádiz creyeron que se hizo un milagro.
Cabe recordar que en ese terremoto y tsunamí sucesivo la ciudad de Lisboa se destruyó en un 85%, en Ayamonte murieron mil personas y en Córdoba una niña murió al caérsele encima una imagen de Santa Inés.
La Virgen que nada hizo para prevenir la tragedia, y que tampoco ayudó de mucho durante una plaga de fiebre amarilla en 1730 en Cádiz, ha sido considerada en el 2017 como merecedora de la Medalla de Oro de la Ciudad.
La propuesta inverosimil en un presunto Estado Laico, contó solo con el voto negativo de Izquierda Unida. El acuerdo fue firmado por el alcalde de Cádiz José María González ‘Kichi".
Monesvol volando y protegiendo a Cádiz |
Curiosamente, los dos hechos en los que fue invocada la virgen fueron presentados como evidencia en el documento que defendía el otorgamiento de la medalla. "Sólo fue invocada, no significa que algo hubiera cambiado", afirmó un activista de Europa Laica.
Por su parte, los pastafaris, han iniciado una recolección de firmas para que el alcalde José María González se otorgue la medalla al Monstruo de Spaguetti Volador
Los pastafaris han empazado la petición por Change.org. La solicitud se hace por firmas, ya que el otorgamiento de la medalla a la Virgen del Rosario se dio también por la solicitud de seis mil firmas.
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