jueves, 19 de abril de 2018

Una mirada racional a la "profecía" sobre Siria



Las redes sociales han hecho viral el supuesto cumplimiento de una profecía bíblica, tras el reciente bombardeo de EE.UU., Francia y Reino Unido a Siria, por su probable uso de gas tóxico contra los rebeldes en esta sangrienta guerra civil en la que potencias regionales y mundiales alientan a diversos grupos encontrados.

El texto que se ha publicado es del capítulo 17 de Isaías que dice:

"Todo el reino de Siria dejará de existir, al igual que la ciudad de Damasco;
además, las ciudades del norte, que son el orgullo de Israel, se quedarán sin murallas.
Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que así será».
Estos textos nada tienen que ver con la guerra civil actual. En lo que los evangélicos ven un "cumplimiento profético" no hay más que tergiversación y desconocimiento de la historia.

Creando al dios Jehová

Fuente Wikipedia
Para empezar la comprensión de los textos bíblicos hay que remontarse al siglo VIII a.C. cuando en Israel y Judá se había mudado del politeísmo cananeo al henoteísmo. esto último es la creencia en un panteón con un dios principal.

En la región norte, en el Reino de Israel se tenía al dios “El” que se transformó en “El-ohim”, el dios de los dioses del Creciente fértil, o dios de Israel.

Este dios, oriundo de Mesopotamia, se ve en la Biblia en la partes que utilizan el nombre "Elohim" (los eruditos conocen estas partes como escritas por el autor “E”)  uno de los más antiguos escritores de las escrituras de esa época, presenta al dios “El” presentándose a Abraham como El Shaddai (“El” de la montaña) Él también aparece como El Elyon o El de Betel, y su nombre también se preserva en los nombres hebreos como Isra-el e Isma-el. La palabra Elohim era originalmente el plural de la palabra El (Por ejemplo, en el texto de la creación del hombre quedó el vestigio henoteísta cuando Dios dice "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza")

Por otra parte, en el sur y menos poblado territorio de Judá el dios principal era Yavhé o Jehová. Este dios empezó como un dios cananeo que tenía una esposa llamada Ashera. Las partes iniciales de la Biblia que hablan de Yavhé son conocidas como textos del autor "J". Estos textos muestran a Yavhé interactuando con familiaridad y a voluntad propia con Abraham, que casualmente se le aparece al Patriarca en Génesis 18 presentándose como Yahvé.

Hay que señalar que los autores "E" y "J" son contemporáneos. Posteriormente se intercalaron sus escritos para formar parte del Pentateuco actual. ¡Olvidemos la hipótesis que fueron escritos por Moisés!

Yahvé, en su metamorfosis de un dios pagano cananeo hacía el dios de los judíos, se torno en un dios vengativo y cruel en las manos del autor “J”. Yahvé mandó que Abraham sacrificara su primogénito, un acto que no era para nada ajeno a las religiones de la época.

Ambos pueblos, Israel y Judá se consideraban descendientes de Abraham pero mantenían dos dioses rivales por cabecera.

Por lo menos un siglo después que los textos bíblicos de Abraham y su descendencia fueron escritos,  los dioses Elohim y Yavhé se fundieron en un mismo ser. Esto fue obra del tercer gran escritor de los libros del Viejo Testamento, un escritor (o más probablemente varios escritores) llamado por los estudiosos como “D” o el Deuteronomista. 

En la síntesis el nombre que prevaleció fue el de Yavhé, se mantuvieron los sacrificios de animales, el sacerdocio, el templo y se eliminó a Ashera, la esposa de Yavhé. Varios versículos de la Biblia son amonestaciones contra su culto. 


Llegando al Imperio Asirio

En el año de 742 A.E.C., mientras el Deuteronomista intentaba librarse de “Elohim”, un miembro de la familia real de Judá tuvo una visión. En ella vio a Yahvé sentado en su trono, directamente encima del templo de Jerusalén. En la visión, Isaías es mandado a trazar un nuevo mensaje para Israel. Esta visión la pueden leer en el capítulo 6 de Isaías.

Carruaje asirio
Fuente: ArreCaballo
En esta "profecía" se anuncia que Israel, el reino del norte, podría quedar destruido. Sin embargo, la visión bien puede fundamentarse por el obvio presentimiento de la invasión de este reino más próspero por Tiglath-Pileser III, el fundador del Reino Neoasirio.

Según Isaías el dios de Israel tenía que asumir el deber de defender su pueblo escogido.  Isaías se convierte así en fanático predicador del dios Yavhé. Según él, fue escogido por su dios para llevar el mensaje a Israel de que no había otro dios a no ser él. Los israelitas no son muy adeptos al concepto del dios de Isaías, a un dios que auxilió a los asirios en sus victorias contra ellos. 

Este es uno de los mensajes de fanatismo que envía Isaías al rey de Israel:
"Damasco es tan sólo la capital de Siria y Resín no es más que su rey;
Samaria es tan sólo la capital de Israel y Pécah no es más que su rey.
Dentro de sesenta y cinco años Israel dejará de ser una nación.
Pero si tú y tus oficiales no confían en mí, que soy el Dios de Israel,
serán derrotados por completo.”» (Isaías 7: 8-9)
"Dios dice: “Estoy muy enojado; por eso usaré al rey de Asiriapara castigar a los que me ofenden. Le ordenaré que ataquea este pueblo malvado; que le quite sus riquezasy lo pisotee como al barro de las calles." (Isaías 10: 5-6)
Así pues cuando llega la invasión del rey Sargón II de Asiria, como castigo a Israel por la insurrección y por rehusarse a pagar tributos, es interpretado por Isaías como el cumplimiento de sus visiones y prédicas fanáticas.

La razón por la que Asiria no invade el sur, el Reino de Judá, no es por la lealtad de los habitantes al dios Jehová, sino simplemente que el norte con un clima más productivo, húmedo y con condiciones geográficas más gratas era un plato más fácil, que el lejano, seco, rocoso, y poco habitado, reino de Judá. Por tanto era obvio que Sargón II ocuparía Israel y no a Judá. 

Mientras que Sargón II ocupaba Israel, su imperio comenzaba a derrumbarse. El poder asirio se estaba desvaneciendo, mientras que el babilónico estaba en ascenso.

Es ahí donde aparece el texto que ahora circula por redes sociales. Más adelante se deja ver, nuevamente, el deseo de evangelización de Isaías, pues vuelve a lanzar la conversión como motivo para salvarse de la destrucción, que ahora amenaza el imperio babilonio:
"En ese día, los israelitas se arrepentirán y volverán a confiar en su creador, el Dios santo de Israel. No volverán a ofrecer sacrificios al dios Baal, ni a adorar a las estatuas de la diosa Astarté, las cuales hicieron con sus propias manos".
Isaías solo amenazaba con que ocurrirían las obvias invasiones que se veían venir por parte de los imperios en ascenso. Para Isaías, esto se habría evitado con la total obediencia al dios Yavhé y desterrar la adoración de otros dioses que eran parte del panteón inicial, como Baal y la pareja inicial de Yavhé: Astarté o Ashera.

Como conclusión, no hay razón alguna para creer que existe en el libro de Isaías profecía alguna sobre la Siria del siglo XXI, ni puede verse cumplimiento alguno de estos textos al leerse el libro de Isaías de manera completa y entendiendo el contexto histórico en el que fue escrito.

Lamentablemente los cristianos están acostumbrados a leer versículos por separado y son proclives a aceptar la interpretación que su pastor desea darles.

Para mayor información sobre los orígenes de la Biblia desde una postura racional se recomienda el libro "La Biblia Desenterrada" de Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman.

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