domingo, 6 de mayo de 2018

Los ateos exmusulmanes

Aislados y juzgados en sus países o por sus compatriotas migrantes es el común denominador de muchos exmusulmanes que deciden salir del closet. El peligro es mayor si se tiene en cuenta que apostatar de la fe musulmana es motivo de muerte.

Aprovechamos para recordar a Sherif Gaber, encarcelado en Egipto desde octubre de 2013  por cuestionar la religión en un blog.

Texto de Zineb Elrhazoui

Nunca se les había escuchado. Anátema y terror, esto es lo que espera a quienes han nacido con la etiqueta de musulmanes y que un día deciden dejar de serlo. Pero tras los de Alemania e Inglaterra, ahora son los renegados del islam en Francia quienes crean su Consejo para anunciar al mundo que existen y para incitar a los que piensan igual a que salgan del armario.

El 7 de julio de 2013, cerca de treinta y cinco musulmanes de nacimiento, e incluso algunos conversos desilusionados se reunieron en unos locales prestados por la asociación Mujeres solidarias, para reivindicar uno de los derechos que durante más tiempo se ha denegado en el mundo musulmán: abandonar el islam y seguir haciendo una vida normal, es decir, simplemente vivir.

El Consejo de Exmusulmanes de Francia (CEMF) se compone de ateos, de no creyentes, de librepensadores… “Pero hemos elegido conscientemente el término ‘exmusulmanes’, para provocar, porque esa palabra es un tabú ella misma”, explica Atika. Hay marroquíes, argelinos, tunecinos, franceses, egipcios, pakistaníes, indios, palestinos, sirios… La mayoría de entre ellos ya ha experimentado el rechazo, las amenazas de muerte, a veces la prisión, por haber proclamado su ateismo o simplemente por criticar la religión.



Musulmanes por defecto

“Estamos hartos de que hablen en nuestro nombre”. Esto es su lema. Les pone los pelos de punta que los barbudos se indignen por una imagen y lo hagan en nombre de mil quinientos millones de musulmanes. Porque en esta cifra se les incluye a ellos también. Sin libre albedrío, sin derecho a la autodeterminación, son musulmanes por defecto, quieran o no quieran. Y si no quieren… “Hadd ar-ridda, la pena por apostasía [es decir la muerte] es nuestra bestia negra; concentraremos todos nuestros esfuerzos por luchar contra ella”, explica Atika Samrah, portavoz del CEMF.

Atika tiene 36 años y un temperamento muy combativo. Es asistenta comercial durante su horario laboral, y militante prodemocracia en Marruecos, país del que es oriunda, durante el resto del tiempo. Reside en Francia desde hace cinco años y confiesa que no se atrevía a proclamar su ateísmo abiertamente cuando aún vívía en su país de origen.

Con todo esto, los miembros del CEMF no rechazan su cultura musulmana. Frente a los miembros de la organización francesa Riposte Laïque que asisten a la conferencia de lanzamiento, señalan claramente que no comparten las tesis de caza de brujas de la extrema derecha. “No permitiremos que nadie nos use para fines políticos. Los musulmanes son nuestros padres, nuestros hermanos, nuestra familia. No tenemos nada contra ellos, siempre que acepten nuestro ateísmo”, detalla Atika.

La agenda del CEMF se anuncia cargada: gestionar el flujo de demandas de adhesión, establecer una oficina, crear una asociación y sobre todo lanzar procesos jurídicos contra el Estado francés y la Unión Europea, demasiado poco firmes frente a los religiosos, en la opinión de los miembros del Consejo. “Los representantes del islam oficial en Francia, por ejemplo, nunca se han mostrado dispuestos a desautorizar la sentencia de muerte que se prevé para los apóstatas; es una actitud que el Estado no debería tolerar”, cree Atika.

Dios en Facebook

Pocos sabían que se había refugiado en Francia. Walid al-Husseini, 25 años, es quien primero tuvo la iniciativa de reunir a los renegados del islam bajo la bandera del CEMF. Este bloguero palestino, oriundo de Qalqilía en Cisjordania, saltó a los titulares en 2010 cuando creó un falso perfil de Alá en Facebook. “Os he enviado tres profetas, pero no ha servido de nada, todavía no estáis en el camino recto, así que he decidido comunicarme directamente con vosotros a través de esta página”, anunciaba el Todopoderoso. Su imagen de perfil era el de un viejo sabio con larga barba blanca ante su pantalla de ordenador.

Walid al-Huseini
Walid criticaba en este espacio al profeta y publicaba imitaciones de versículos coránicos: “Te hemos dado el whisky, así que reza a tu señor y bebe, y no lo mezcles con pepsi”, escribía así, imitando la sura Al-Kauthar (La Abundancia), la más corta del libro santo. La página tenía humor pero no hacía ninguna gracia a los islamistas radicales, que la tomaron al pie de la letra: “Un palestino pretende ser Dios” – oh blasfemia – titularon en sus webs.

Alá en Facebook provocó una enorme movilización en Túnez, en Egipto y en otros países del mundo musulmán. Hubo quien pidió boicotear las redes sociales, a imagen y semejanza de la famosa campaña de boicot a los quesos daneses, aunque no hundiera la economía de Dinamarca. Facebook consideró que la página delictiva podía perfectamente existir en su espacio. Finalmente fue cerrada manu militari, tras la detención del blasfemo por parte de la Autoridad Palestina, el 31 de octubre de 2010.

Walid fue torturado y retenido en prisión durante más de diez meses sin juicio, antes de que fuera puesto en libertad bajo fianza gracias a la presión internacional. Ha sido la primera persona detenida en Cisjordania por su opinión religiosa, y seguía regresando a la prisión cada vez que las autoridades lo juzgaban oportuno. Su blog, titulado Noor al-Aql (luz de la razón) anuncia su condición desde el titular: “Este blog no critica las religiones sino que se burla de ellas con acritud”.

Tras su liberación, Walid nunca ha suprimido de su blog la carta de petición de perdon a su familia y al conjunto de musulmanes y creyentes del mundo, que la autoridades palestinos le obligaron a escribir en prisión. “He elegido dejar esta carta allí para dar testimonio de la vergüenza de un Estado que nace, del de la Autoridad Palestina, que ha eliminado el contenido de mi blog tras mi detención”, explica.

Con semejante recorrido no sorprende que el CEMF tenga por prioridad acudir en ayuda de todos los que paguen el precio de su ateísmo, a lo largo y ancho del mundo musulmán. “Lucharemos por ellos, pero también para que salgan de su silencio todos los exmusulmanes de Francia que viven su ateísmo bajo el terror”, promete Atika. Estima que ya es hora de que los musulmanes “vivan su ateísmo serenamente”.

En Francia, donde toda crítica respecto al islam levanta ampollas, el CEMF quiere poner las cosas en su lugar frente a una opinión pública dispuesta a renunciar a sus principios con tal de no ofender a los musulmanes o, mejor dicho, al cliché que en su imaginación corresponde a los musulmanes. “Respaldamos de forma incondicional el semanario Charlie Hebdo en su combate por la libertad de expresión, y le agradecemos que haga este trabajo. Los musulmanes deben aceptar la sátira, como todas las demás religiones”, puntualiza la portavoz del CEMF.

Los miembros del Consejo quieren dar ejemplo de una actitud valiente mediante la publicación de un vídeo que ya se ha difundido en todo el mundo. Quiern mostrar a los demás que en Francia uno no sólo tiene derecho de declararse ateo cuando uno ha nacido musulmán, sino que casi tiene el deber de hacerlo.

Lo que dice la ley

El Corán no fija ningún castigo para la apostasía en vida, aunque precisa que los apóstatas arderán en el fuego eterno tras morir. La teología islámica, no obstante, ha consensuado que la justicia humana debe acelerar al máximo la llegada de la divina y prevé la ejecución, tras un primer aviso y unos días de plazo para desdecirse. Esta norma es ley en Arabia SaudíSudán, Irán y téoricamente (no en la práctica) en QatarYemen y Mauritania.
La mayoría de los países oficialmente musulmanes no tienen prevista ninguna ley para castigar la apostasía. Al menos en teoría. El código penal de Marruecos únicamente castiga con hasta tres años de prisión a quien “intenta quebrantar la fe de un musulmán” prometiéndole ventajas. Sin embargo, este artículo, el 220, que teóricamente sólo podría impedir la misión, se utiliza para castigar toda expresión considerada blasfema, incluida la apostasía. En abril de 2013, el Consejo Superior de Ulemas, una institución estatal, declaró en una fetua que la apostasía merece la muerte; el Gobierno rehusó pronunciarse.
Similar a la marroquí es la situación en Argelia, donde la pena por misión activa llega a los 5 años y se aplica a veces a quienes se convierten al cristianismo. Egipto, con una importante población copta, facilita las conversiones de cristianos al islam, pero nunca viceversa, aunque la ley teóricamente no hace distinción. No existe el delito de apostasía el código penal, pero sí en la jurisprudencia: más de una vez, los tribunales civiles han intentado divorciar un matrimonio por la fuerza por considerar que uno de los dos cónyuges había abandonado el islam, como en el caso de Nawal Saadawi Nasr Hamid Abu Zayd.

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