Por “salvar a la humanidad de la violencia, el mal, el terrorismo, el narcotráfico y todos los factores negativos que la afectan” el general (r) Carlos Mena condecoró a David Miscavige, presidente de la iglesia de la cienciología y del Religious Technology Center, el pasado 23 de junio.
Aún no sabemos en qué momento la cienciología salvó a la humanidad del narcotráfico, porque aún las mafias dedicadas a este ilícito siguen desangrando México y otras naciones, y ni qué decir de la corrupción que tiene agarrada a toda Latinoamérica. Razón por lo que la condecoración suena exagerada. Sin embargo, hay más.
En Colombia la cienciología está registrada como una iglesia. Cabe recordar que en este país se registra una iglesia nueva por día y que las exenciones tributarias hacen que quien desee hacer de su garaje una congregación consagrada o quizás una fuente de diezmos que no pagan impuestos lo haga más fácil que quien decide montar una empresa (aunque hay muchas iglesias que lo son).
Sin embargo, no en todas partes la cienciología opera como iglesia. En Francia, por ejemplo, han sido catalogados como una secta con base a un informe de 1995, y si bien no fueron prohibidos en 2009, fueron hallados culpables del delito de estafa y se les condenó a una multa cercana a los US $900.000, además de dos años de prisión suspendida para su líder local, Alain Rosenberg.
La iglesia de la cienciología fue fundada por Ron L. Hubbard, un estadounidense nacido en Nebraska en 1911. Hubbard fue guionista en Hollywood, escritor de ciencia ficción, y pasó a convertirse en profeta y líder de una nueva religión tras la elaboración del libro Dianética, publicado en 1950. El profeta dijo que había logrado recuperarse tras caer en combate durante la segunda guerra mundial aplicando las técnicas de la cienciología, aunque en un juicio posterior se refutó su historia de haber sido herido en combate.
Pues bien, la iglesia de la cienciología no pide diezmos como otras iglesias, ni ofrendas ni pactos con Dios. La iglesia afirma poder ayudar a las personas por medio de unas auditorías para eliminar unos recuerdos negativos, que no sabemos que tenemos, que vienen de vidas pasadas que nublan nuestra mente, la capacidad de raciocinio y nos distancia de la realidad.
Los cienciólogos usan como parte de su diagnóstico un aparato llamado e-medidor, similar a un polígrafo, para, supuestamente, encontrar las fuentes del estrés y el sufrimiento.
Una vez dentro de la iglesia de la cienciología nada es gratis. Se paga por las auditorías, los tests de personalidad, los libros del profeta Hubbard, los cursos para ascender de grado a medida que vas purificando el alma, los tratamientos purificadores (saunas) o las dietas vitamínicas. Un curso intensivo de 13 horas, por ejemplo, cuesta 7.800 dólares, según el diario español El Periódico. Esto ha llevado a que algunos estudiosos del fenómeno de las sectas digan que la cienciología es una secta para ricos. Y es que nunca verás a los pobres de Haití adhiriéndose a la cienciología.
La iglesia tiene al menos dos tipos de miembros. Por un lado, los públicos, aquellos que llevan una vida normal, tienen familia y un trabajo. Por otro, aquellos que no tienen dinero para pagar los servicios y entregan su vida a la iglesia. Dentro de la denominación se les conmina a cortar todos los lazos con amigos y familiares ajenos a la doctrina, porque se les considera una amenaza potencial para su fe. Esto último es lo que hace que sea clasificada por algunos autores como “secta peligrosa”, y no lo particular de sus creencias.
Tras pagar mucho dinero se revela a los feligreses verdades profundas. Una de ellas es que las almas sufrientes, que reencarnan en los humanos, han llegado de un exterminio de extraterrestres hecho por el emperador galáctico Xenu hace 75 millones de años. Después Xenu liberó a los extraterrestres en los volcanes de Hawái y luego atrapó sus almas con máquinas atrapadoras. Dichas almas reencarnan en muchos ciclos en los seres humanos y sus memorias pasadas generan la tristeza y problemas humanos. Esto lo revela el documental Going Clear: Scientology and the Prison of Belief, basado en el libro del mismo título del ganador del premio Pulitzer Lawrence Wright (publicado en español como Cienciología: Hollywood y la prisión de la fe). De hecho, la serie satírica South Parkhizo un capítulo (obviamente sin pretender ser un documental riguroso) sobre la iglesia y sus creencias que fue también mal recibido por esta denominación. Tal capítulo se llama Atrapados en el ropero.
Muchas de las personas que se han retirado acusan a la iglesia de ser incisiva con el dinero de los feligreses. Según Hy Levy, un antiguo ejecutivo financiero de la cienciología, en declaraciones al diario Tampa Bay Times, si un feligrés desea dejar de adquirir los servicios “se plantan en su puerta y se quedan durante horas presionándole hasta que cede, espían sus cuentas bancarias para comprobar si tienen fondos o le cobran sin avisar por productos que no ha solicitado”.
El Periódico español dice que L. Ron Hubbard pidió a su departamento financiero en 1972: “Haced dinero y lograd que otra gente lo produzca para ingresar más”. Y aunque la iglesia de la cienciología niega tales acusaciones, en Europa se han presentado fallos contra esta iglesia por estafa.
Jeff Hawkins, un exmiembro que se había entregado a la obra de esta denominación cuenta que David Miscavige, el padrino de Tom Cruise, presidente de la iglesia y quien recibió la condecoración de la Policía Nacional de Colombia “amenazaba a los empleados, los humillaba y les hacía trabajar como animales. Siete días a la semana, durmiendo cuatro o cinco horas al día, sin vacaciones ni días libres y con castigo cuando protestaban o desafiaban las órdenes”
Hawkins era miembro de la Sea Org, la orden religiosa de la organización, (como el Opus Dei de la cienciología). Sus miembros firman un contrato de 100.000 años para “mostrar su compromiso” para servir en esta vida y en las reencarnaciones por venir.
El experto en sectas, el noruego Andreas Heldal Lund, ha recogido historias de exmiembros de esta secta y las ha publicado en el blog Operation Clambake. Allí el investigador afirma: “a estos niños se les separa de sus familias y se les trata como si fueran adultos, porque Hubbard creía que los niños son almas eternas atrapadas en cuerpos infantiles y, por tanto, hay que tratarlas como adultos”.
Por todo lo anterior resulta curioso que el general retirado Carlos Mena haya condecorado al líder actual de la cienciología. Cabe preguntarse si el general Mena es miembro o simpatizante de esta iglesia y con tal acto buscaba promoverla.
Recordemos que la Policía Nacional y todas las instituciones públicas deben ser neutrales ante toda iglesia, ya que Colombia es un Estado laico. En una sentencia de la Corte Constitucional (T-152 de 2017) se dice que “[…] corresponde al Estado cumplir con un deber de neutralidad que le prohíbe, entre otras cosas, identificarse formal y explícitamente con una iglesia o religión o que realice actos oficiales de adhesión a una determinada creencia”.
Ahora bien, se desconoce si el acto del pasado 23 de junio fue de adhesión (como sigue ocurriendo con el catolicismo en la Policía Nacional) o promoción de esta religión, pero no deja de generar cierto resquemor cuando va dirigido a una iglesia con tantos cuestionamientos.
* Algunas de las fuentes consultadas en la que se basó este artículo son:
5 “secretos” de la cienciología que revela el documental ‘Going Clear’
Cienciología, la secta de los famosos
Cienciología, secretos de una fe que asusta
La cienciología es condenada en Francia
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