
Hago la invitación a quienes leen esta nota para que en esta temporada de Semana Santa reflexionemos sobre nuestro impacto en la naturaleza.
Es lamentable que se sigan alterando los ecosistemas naturales de forma tan agresiva como consecuencia de una celebración religiosa, más lamentable aún que la Iglesia no las condene con la misma energía que utiliza para otras cuestiones, como el uso del preservativo, por ejemplo. Añadiría también que la enconada oposición a la planificación familiar contribuye a la sobrepoblación, y esta última es el pricipal factor de deterioro ambiental. Solo me resta esperar que año tras año las personas tomen conciencia de su entorno y de sus acciones y que el futuro nos permita ocupar un espacio junto con las hicoteas, las águilas cuaresmeras y los loros orejiamarillos.
Para mayor información sobre este tema lo invitamos a leer un artículo que al respecto se publicó en Sindioses.org
¿Y usted que opina? ¿En su país también las celebraciones religiosas tienen algún costo ambiental? ¿De qué tipo?