Michael Nugent es escritor, activista y presidente de la organización Irlanda Atea, que aboga por una sociedad racional, ética y secular, libre de creencias sobrenaturales.
El escritor irlandés sostiene que la idea de Dios es negativa para una sociedad y que el ateísmo ofrece una forma de pensar, que se basa en el poder de la razón para alcanzar el conocimiento.
Desde Dublin, Michael Nugent respondió a las preguntas de los lectores.
Desde Dublin, Michael Nugent respondió a las preguntas de los lectores.
"Respeto su punto de vista, ¿pero por qué cree que la idea de Dios es negativa para una sociedad, que conduce a las personas a hacer cosas malas?" Es la pregunta que le plantea Elisaury Suárez, desde Santo Domingo, República Dominicana.
Si la gente cree en Dios pasan dos cosas: en primer lugar basa su conocimiento sobre cómo opera el mundo en la religión, en lugar de basarse en el conocimiento que avanza con el desarrollo científico. Lo otro que sucede es que basa sus principios morales en lo que lee en la Biblia o lo que le dice su religión, en lugar de tratar de ser justos y ecuánimes a partir de la empatía que sentimos con otros seres vivientes.
Algunos dirían que usted es condescendiente al opinar que si una persona cree en Dios es incapaz racionalmente de hacer distinciones, de ver el mundo a su alrededor o interpretarlo según principios científicos.
No estoy asumiendo eso para nada ni diciendo que es el caso de todos los seres humanos. Digo que puede suceder, y que, por ejemplo, se necesita fe religiosa para que alguien haga algo como estrellar un avión en las Torres Gemelas el 11 de setiembre, ya que intuitivamente la gente sabe que esa acción no es correcta. Pero a veces las personas pueden hacer cosas que intuitivamente saben erradas, porque creen que el Creador del universo les dice que las hagan.
Pero decir que invocar a Dios para hacer algo malo convierte a Dios en algo malo, es como decir que la matemáticas es mala porque sus fórmulas fueron utilizadas por los físicos que desarrollaron la bomba de Hiroshima.
Cada generación va aprendiendo más sobre cómo opera el universo y sobre cuestiones morales complejas. Sin embargo, en cada generación algunas personas atribuyen aquello que aún no sabemos a Dios y eso permite que la religión dictamine cómo hacer las cosas, en lugar de permitir que las personas mismas encuentren la mejor manera de hacer las cosas.
Mila Zambrano de Rotterdam, Holanda, dice que también es ateo. Pero agrega que al igual que no le gusta que los fieles le digan qué creer, tampoco quiere que los ateos lo sermoneen. ¿Qué le responde?
No estoy sermoneando a nadie, todo lo contrario, lo que digo es que la gente debe averiguar por si misma cómo opera el universo y cómo convivir mejor y debemos hacer esto basándonos en nuestras propias habilidades y capacidad de razonar como seres humanos y no en explicaciones mágicas y sobrenaturales.
José Luis Santiváñez Guerra, de Lima, Perú, le dice textualmente: "su soberbia lo ciega".
Le diría al lector que seguramente es mucho más arrogante sugerir que el creador del universo te ha revelado a tí personalmente cómo opera el universo y cómo cada uno debe conducir su vida que sugerir que lo que debemos hacer es gradualmente aumentar nuestro conocimiento a medida que obtenemos pruebas y modificar nuestras creencias a si tenemos nueva información, en lugar de insistir en que tenemos la respuesta, como hace la religión.
Usted mencionó el desarrollo científico, pero tomemos el caso de un científico brillante como Isaac Newton, quien creía en Dios. Dijo por ejemplo: "la gravedad explica el movimiento de los planetas, pero no quién los puso en movimiento". Para Newton la ciencia y la fe en Dios no se excluyen.
Newton y otros en su tiempo estudiaron cuestiones que hasta entonces eran consideradas en la esfera de lo religioso y las llevaron a la esfera de la ciencia. Cada generación hace eso a medida que comprendemos más. Pero si consideramos la tendencia general en el mundo, cuanto más avanza una persona en el sistema educativo aumenta la probabilidad de que no crea en Dios.
¿En qué se basa esta afirmación sobre una tendencia general? ¿Cuál es su fuente? Martin Luther King invocaba a Dios como la inspiración para sus acciones y tenía un alto nivel de educación.
Me refiero a los datos que surjen de censos en países en los que hay información confiable que relaciona el pasaje por el sistema educativo con las creencias religiosas. Pero eso no significa que todas las personas educadas no crean en Dios. La mayoría de la gente cree en Dios. Pero cuanto más se avance en el sistema educativo más probable es que se uno se de cuenta que hay leyes científicas para explicar cómo opera el mundo y que podemos resolver cuestiones éticas decidiendo juntos cuál es el mejor curso de acción, en lugar de depender de una guía sobrenatural.
Muchos dirían que su idea de Dios es bastante limitada. No creo que la idea de Dios de Martin Luther King era la de un Dios que le decía qué hacer todo el tiempo porque también hablaba de libertad.
¿Acepta que no tiene por qué haber una contradicción? Nosotros, como seres humanos, podemos decidir cómo actuar de la mejor manera, pero basados en una inteligencia que de alguna manera nos es dada a partir de Dios
Depende de qué queremos decir cuando usamos la palabra "Dios" . Hay estudios hechos en distintos países por el Centro Pew de Estados Unidos y el World Values Survey, un grupo interdisciplinario de científicos especializados en temas sociales, que han estado estudiando cuáles son los valores que los seres humanos respetan.
Según estos estudios, cuando se le pregunta a la gente si cree en Dios, la mayoría dice que sí. Pero más allá de esa interrogante inicial, preguntaron a la gente si su idea de Dios es la de un ser que interviene personalmente y conscientemente en el universo y con quien pueden tener una relación personal, o más bien la de una fuerza o energía impersonal y muchos creen en ésta última posibilidad, de una especie de fuerza o energía que no logran entender.
Si hablamos de la segunda opción, no hay contradicción, porque es posible que exista una fuerza de algún tipo que aún no comprendemos, pero que tal vez lograremos entender. Sin embargo, si se trata de la idea de un Dios que conscientemente creó el mundo y estableció reglas sobre cómo debemos conducir nuestra vida, pienso que sí hay una contradicción entre una conducta racional y el pensamiento científico, por un lado, y ese tipo de Dios que interviene y nos dice qué hacer.
Alejandro Calderón, en el estado Monagas, en Venezuela, le pregunta: "en qué se basa para creer que Dios no existe? Necesito una explicación lógica sobre esto".
Es justamente lo contrario. Se necesita una explicación lógica para probar que algo existe. Si yo le dijera durante esta entrevista telefónica que está hablando con un elefante rosado de quince cabezas, usted no lo creería. Diría que esta afirmación es tan lejana de cómo entiende el mundo que la rechazaría. Y si yo le dijera que es arrogante por no creerme tampoco me creería.
Así es como tomamos decisiones sobre lo que creemos sucede en el mundo, vemos lo que sucede, aplicamos la razón y llegamos a una conclusión. La carga de la prueba recae en aquellos que afirman algo fuera de lo ordinario.
Pero para mucha gente Dios no es ese "elefante rosado", o sea, no es este ser extraño sino una experiencia muy personal y real. La razón no es la única dimensión de la capacidad de comprensión.
En este sentido Luis Amaya, de El Salvador, le pregunta: "¿por qué no cree en Dios? ¿Es porque no lo ha visto? ¿Cómo hacerle creer a un ciego que existe el color azul, por ejemplo, si no lo puede ver?". ¿Puede ser que no cree en Dios simplemente porque personalmente no ha tenido la experiencia de Dios?
El lector plantea una buena analogía, pero la dificultad es que puede hacernos confundir nuevamente dónde está la carga de la prueba. Lo que yo estoy diciendo es que basándome en la información y experiencia de la vida que tengo, y en cómo uso mi raciocinio, no hay nada que yo haya experimentado que me de ninguna razón para dar credibilidad a la idea de que existe un Dios sobrenatural.
Yo no descarto nada. Si alguien me presenta pruebas o si ese Dios se me revelara yo aceptaría su existencia. Pero mientras eso no suceda pienso que cuando se hacen afirmaciones extraordinarias es necesario presentar pruebas extraordinarias, en lugar de aceptar esto porque alguien lo dice.
María Nieva le pregunta si tiene una explicación sobre la "creación de algo tan maravilloso como el mundo, algo tan bello y perfecto como la naturaleza con las flores hermosas, el sol, la luna. ¿A quién le debemos nuestra creación?"
Leonel de Uruguay le pregunta igualmente ¿quién hizo el cosmos con todas sus leyes (gravedad por ejemplo) y quien las criaturas con toda su complejidad?
La respuesta es sencillamente, "no lo sabemos". Los ateos no aseguran saber todo, simplemente afirman que gradualmente, con cada generación, aprendemos más.
Hoy comprendemos la evolución, o como funcionan las tormentas, y sabemos que no son la señal de la ira de Dios.
Pero muchos dirían que el que la gente atribuyera a Dios las tormentas habla más de su incorrecta interpretación de un fenómeno y que hoy entendamos la causa de las tormentas no significa que Dios no existe.
Como dije, no descarto nada.
Incluyendo la idea de Dios
Incluso la idea de Dios. Nuevamente dependiendo cómo lo definamos. Si queremos profundizar en esto, podemos decir que no sabemos realmente sobre la existencia de nada. Todo puede ser una ilusión. Pero lo que hacemos para entender el mundo en torno nuestro, es asumir que las cosas son como parecen, hasta que se pruebe lo contrario. Creo en lo que me dice mi experiencia hasta que se me pruebe lo contrario.
Desde Santa Ana, en El Salvador, Oscar Aguilar, quiere saber cómo sobrelleva el pensar que después de esta vida no hay nada? Nuestro lector afirma que "es muy dificil pensar que todo acaba después de 70 u 80 años de vida".
Mi visión personal es que esto no me preocupa en absoluto. No me produce miedo o preocupación, lo que suceda, es lo que todos los seres vivos experimentan. Pienso que no existía antes de nacer y cesaré de existir después que muera.
Los que se preocupan del qué sucederá después de la muerte no parecen preocuparse de la misma manera de lo que les sucedía antes de nacer, cuando presumiblemente el estado en que se encontraban antes de nacer es el mismo en que estarán después de morir.
"¿Es usted feliz?", pregunta Norma, desde México. Y agrega: "cuando ve usted a sus hijos, sus padres, al ser amado, a su mascota, cree que todo este sentimiento de alegría y amor es producto de la razón?".
Una de las áreas que estoy estudiando es precisamente la psicología de la felicidad. Se ha investigado mucho en años recientes sobre la llamada psicología positiva, por parte de quienes piensan que la psicología había sido monopolizada por el estudio de la neurosis, depresión, cuando es igualmente importante estudiar la esperanza, la fortaleza y el optimismo, y lo que han descubierto es que hay tres áreas que ayudan a las personas a ser felices.
Una es el placer, pero las más importantes son, estar inmersos en actividades en las que nos relacionamos con otros, y encontrar en lo que hacemos un sentido, la conexión con una causa, un significado mayor que nosotros.
La religión provee estos dos últimos factores y es una de las razones por la que está tan extendida.
Personalmente yo puedo obtenerlos sin el bagaje adicional que trae la religión de hacernos creer que un creador ha establecido reglas sobre cómo debemos convivir o afirmaciones extraordinarias sobre la naturaleza del universo. Pero acepto que la religión tiene esos efectos positivos.
Desde Caracas, Venezuela, Raphael Acosta pregunta: "qué agrupación internacional reúne a los ateos del mundo y orienta a todos aquellos que pensamos que Dios simplemente no existe?"
Hay varias organizaciones, por ejemplo, una llamada Atheist Alliance International, con sede en Estados Unidos, que también incluye grupos de otros países.
¿Qué le diría a los lectores que creen en Dios porque han tenido una experiencia personal de Dios, y aunque no se lo puedan probar, afirman que para ellos es algo real?
Nuevamente, si alguien ha experimentado algo que para ellos es real, yo respeto que en su mente, para ellos, es algo que para ellos es real, no significa que objetivamente sea verdadero.
Pero usted mencionó antes que tal vez todo sea una ilusión, ¿podemos separar lo que creemos de lo que es?
Creo que la afirmación de la existencia de Dios es tan extraordinaria, que el creador del universo ha elegido concientemente comunicarse con una especie, en un planeta, en un sistema solar, en una galaxia, y que se trata de nosotros, creo que esto es tan poco probable que para que yo lo crea necesito pruebas igualmente extraordinarias.
A quienes solicitan una explicación lógica por la cual no creemos en dios habría que pedirles una explicación lógica por la cual creen en algún dios en particular de entre todo el catálogo de dioses disponibles, y no en otros, y si se da la casualidad de que el dios que "experimentan" en sus vidas es curiosamente el dios en el que les han educado. Estoy bastante seguro de que un hindu no "experimenta" a Jesús y de que a un católico no se le aparece Shivá.
ResponderEliminarMe gustó la diplomacia del presidente durante la entrevista. Yo hubiera sido algo más agresivo al contestar algunas preguntas.
ResponderEliminarLa analogía del ciego con el ateo es una de las más tontas pero, a la vez, una de las más difíciles de contestar adecuadamente.