Marco Feliciano, pastor de la Iglesia Ministerio Tiempo de Avivamiento y diputado federal ha trascendido a las noticias al afirmar que los negros son descendientes de Cam, personaje bíblico hijo de Lot, por una maldición del dios de la Biblia.
En un sermón del 2012 deja ver sus convicciones sobre gays y lesbianas:
"Y ahora como profeta predicador les hablaré con tristeza por lo que le ocurre a la nación brasileña. Me da pavor entrar a la cámara de los diputados. Me da pavor ver como Satanás está infiltrado en el gobierno de este país y en los gobiernos del mundo... Satanás ha levantado el activismo gay." [...] "Soy profeta, pastor y diputado y como pastor tengo derecho a hablar a la conciencia de los creyentes que vamos en este barco" [...] "El problema es el activismo gay. El problema son las personas que tienen en su cabeza un engaño de Satanás. Son hombres y mujeres que tienen los mismos mecanismo que Stalin usó."
Dilma y la maldición de Cam
Por Bruno Bimbi
El pastor se hizo famoso cuando dijo que los africanos “descienden de un ancestral maldito”. “La maldición que Noé lanzó sobre su nieto, Canaã, se sacude sobre todo el continente africano. De ahí vienen el hambre, las pestes, las enfermedades y las guerras étnicas”, aseguró, reviviendo una interpretación racista del Génesis que sirvió, en el pasado, para justificar la esclavitud de los negros. “Sobre el continente africano reposa la maldición del paganismo, ocultismo, miseria, enfermedades oriundas de ese continente: ébola, sida. Hambre…”, escribió en su cuenta de Twitter. Y todo ello, según el pastor, sería consecuencia del “primer acto de ‘homosexualismo’ de la historia”.
O sea —perdonen que me repita, pero la estupidez de estos tipos nunca es original—, los negros son culpa de los putos.
El “primer acto de homosexualismo de la historia” habría sucedido, según la interpretación bíblica del pastor, cuando Noé se tomó todo el vino de su propio viñedo, se durmió borracho y desnudo en su tienda y fue descubierto por su hijo, Cam, y su nieto Canaã, que observaron su desnudez, en vez de cubrirla. Sus otros hijos, Sem y Jafé, al enterarse de lo ocurrido, decidieron tapar a Noé con una manta, sin mirarlo — esos sí que eran bien machitos. Al despertar, con la cabeza que le explotaba por la resaca, el señor de la barca les dijo de todo a Cam y Canaã, enojadísimo. Y los maldijo, a ellos y a su descendencia. En realidad, unos dicen que maldijo a Cam, otros que fue a Canaã, o a los dos. La Biblia, ya sabemos, puede ser interpretada a gusto ypiacere y fue usada a lo largo de la historia (y lo sigue siendo) para justificar cualquier cosa. Una lectura racista y homofóbica de esos pasajes del Génesis (rachazada por la teología contemporánea, tanto judía como cristiana) dice que los descendientes de Cam (los negros) estarían condenados a ser siervos de los blancos, todo por culpa de suya y de Canaã. La esclavitud de los negros, por lo tanto, sería una consecuencia natural de la maldición de Noé y, a los ojos de Dios, sería justa.
Porque además de negros, son putos. Homosexualistas.
Una de las reglas lingüísticas de la mafia evangélica brasileña —casi un mandamiento— es que no debe decirse ‘homosexualidad’, sino ‘homosexualismo’. De acuerdo al contexto, el sufijo servirá para dar la impresión de que se trata de una enfermedad contagiosa o de una tendencia política. Porque los gays, ya se sabe, quieren convertirnos a todos, como los vampiros y los zombis. “Quieren imponer una dictadura gay, para expulsar a Dios de Brasil”, repite siempre el pastor. Sí, dice eso, en serio. ”La putrefacción de los sentimientos de los gays lleva al odio, al crimen y al rechazo”, dijo también. Sin embargo, el pastor siempre aclara que no es homofóbico: “Amamos a los homosexuales, pero abominamos sus prácticas promiscuas”, explica.
Pero volvamos a África.
“El caso del continente africano es sui géneris: casi todas las sectas satánicas, de vudú, son oriundas de ese continente. Y esas enfermedades, como el sida, provienen de África”, dijo el pastor. Y explicó: “Toda nación pagana atrae desgracias. La Biblia dice: ¡bendita la nación cuyo dios el el Señor! ¡La cura está en Cristo!”.
El sida, también, es negro y puto. Porque además de provenir de África, según palabras textuales del pastor, es “un cáncer gay”. Eso dijo, sí.
El pastor, además de decir barbaridades, factura. Mucha plata.
Uno de los negocios de la mafia evangélica brasileña es convencer a sus fieles de que tienen que vaciar sus bolsillos en la Iglesia. Porque el dinero, las joyas, las tarjetas de crédito, cheques, hasta una motocicleta, todo lo que tengan, no es de ellos, sino de Dios. Y hay que devolvérselo, a través de sus representantes. En un video publicado en Youtube, el pastor está recibiendo las donaciones de los fieles y descubre que uno de ellos dejó su tarjeta de crédito.
—Es la última vez que lo digo: Samuel de Souza donó la tarjeta, pero no donó el pin. Así no vale. Después le va a pedir un milagro a Dios, Dios no se lo va a dar y va a decir que Dios es malo.
El pastor sigue contando el dinero y repite, con cheques y billetes en la mano: “¡Gloria a Jesús!”. En el mismo video, recibe 1.000 reales de un tetrapléjico, a quien le promete la curación.
La mafia evangélica, en Brasil, es millonaria, como lo revela una investigación de la revista Forbes.
El pastor, de la poderosa Asamblea de Dios, es diputado federal.
El pastor diputado presentó un proyecto de ley para obligar al Consejo Federal de Psicología a aceptar las “terapias de reversión de la homosexualidad” y otro para mandar a la cárcel a los pai y mãe de santo que realicen sacrificios de animales (es curioso, pero esa práctica es aprobada por la Biblia en el mismo capítulo donde aparece esa famosa frase que al pastor tanto le gusta: “No te echarás con varón como con mujer, porque es abominación”). El pastor diputado quiere también anular por ley una sentencia de la Corte brasileña que reconoció a las parejas del mismo sexo como familias, abriendo la puerta al matrimonio igualitario, que algunas provincias ya reglamentaron por decisión judicial.
El pastor diputado es aliado de Dilma.
El pastor diputado se llama Marco Feliciano.
El pastor diputado aliado de Dilma Marco Feliciano es el nuevo presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de Brasil. De derechos humanos. De derechos humanos.
“Es como poner al frente de las políticas contra la violencia de género a un tipo que le pega a la mujer”, dijo, indignado, el diputado y activista gay Jean Wyllys. “Es una usurpación de la historia”, dijo la Plataforma Brasileña de Derechos Humanos, que reúne a 36 organizaciones de la sociedad civil. “Es difícil de entender”, dijo el colegio de abogados. Miles de personas enviaron cartas a los diputados pidiéndoles que impidieran su elección y decenas de militantes de organismos de derechos humanos se manifestaron en el salón de reuniones de la comisión (foto), por lo que la votación tuvo que posponerse por un día.
El anterior presidente de la comisión, Domingos Dutra, un diputado del PT que sigue creyendo en los principios por los que se afilió a ese partido, renunció al cargo porque no aceptaba presidir la sesión en la que elegirían al pastor, sin público. “No me voy a quedar para esta farsa”, dijo Dutra, y se retiró de la sala llorando. Otros diputados de su partido, como Érika Kokay, también se opusieron a la designación. Pero perdieron la pelea interna y tuvieron que retirarse de la comisión, avergonzados. Los acuerdos de la “base aliada” (interbloque de partidos que apoyan al gobierno, integrado, entre otros, por el partido del pastor, el PSC) finalmente se impusieron. Y tuvieron el apoyo de partidos de derecha de la oposición, como el PSDB, que cedió sus lugares en la comisión al partido del pastor, para garantizarle la mayoría.
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