La imagen pública de la ICAR claramente se ha visto afectada por los escándalos de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes católicos y su posterior encubrimiento. Tales acciones, que en la era de la información son imposibles de ocultar, han desdibujado el papel de esta institución como guiadora de la moral de Occidente. El último golpe lo dio la publicación del informe sobre los abusos continuados en instituciones católicas en
Irlanda. Por esta razón los periódicos del mundo han dedicado varias páginas a analizar la moral católica en los últimos días. Uno de los artículos de opinión más claros al respecto, en mi opinión, es uno de Juan G. Bedoya, aparecido en el diario El País, titulado “
Si no podemos ser castos seamos cautos”, y que reproducimos en Sindioses.org en la sección de
“Sociedad y Religión”
Invitamos a nuestros lectores a disfrutar de este escrito, que tan buena crítica hace a la ortodoxia católica.
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