
El niño ya había cursado un grado en esta institución, pero el colegio del sagrado corazón decidió impedirle continuar en este al saber que el menor era criado por una pareja de mujeres que son pareja estable.
Según la institución, admitir al infante no es posible según las políticas institucionales. Tal rechazo ha llevado a una gran conmoción en Denver. Muchos padres de familia, e incluso docentes en anonimato, han manifestado su solidaridad con el hogar homoparental.
Según la arquidiocésis de Denver los padres de los estudiantes de colegios católicos deben seguir sus (ridículas) creencias. Me pregunto entoncés si la ICAR investigará a los padres de todos sus alumnos para saber si solo copulan utilizando anticonceptivos naturales, rechazando el condón y la píldora anticonceptiva, y si todos ellos creen también que tras la palabrería magufa de un sacerdote una hostia se transforma en el cuerpo de Jesús.
Sin embargo, en la mente de muchas personas queda la pregunta de por qué estas mujeres no escogieron mejor una institución no religiosa, o laica, para educar a su hijo. No tanto para evitarse la discriminación por la que la ICAR es famosa, sino para evitar que su hijo crezca recibiendo como clases una serie de dogmas tontos y sinsentido.
¿Y usted qué opina?