La inhibición de esa fuerte
respuesta de vuelo que tiene el conejo salvaje, fue uno de los más
importantes cambios fenotípicos en la evolución del conejo
doméstico.
Glenys Álvarez
Se estima que el ser humano comenzó
a domesticar animales entre 15,000 a 9,000 años atrás. La
domesticación también incluyó plantas, un requisito previo para el
desarrollo de la agricultura. Los perros, las vacas, las cabras, los
cerdos y las ovejas fueron los primeros participantes. El conejo, sin
embargo, protagonista de este nuevo experimento científico, fue
domesticado hace unos 1,400 años en los monasterios de Francia. De
hecho, rumores indican que los conejos fueron domesticados por la
Iglesia Católica tras haber declarado que no debían ser
considerados carne sino pescado y, por lo tanto, era posible comerlos
durante la Cuaresma.
Pues bien, un estudio de un equipo
internacional de científicos ha descubierto que los genes que
controlan el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso fueron
particularmente importantes en la domesticación del conejo.
“La domesticación de los conejos
dependió de pequeños cambios genéticos en muchos genes en lugar de
mutaciones más radicales en pocos genes”, explicó Jeffrey Bueno,
coautor del estudio de la Universidad de Montana en Estados Unidos.
“Este patrón contrasta con los cambios genéticos que se asocian
típicamente con notables diferencias en el tamaño o la apariencia
en diversas razas de perros domésticos, por ejemplo. Estos
resultados son emocionantes porque aclaran un poco más las
modificaciones genéticas que probablemente fueron importantes
durante las primeras etapas de la domesticación”.
En un arduo trabajo, los
investigadores secuenciaron primero el genoma completo de un conejo
doméstico con el propósito de tener un conjunto de referencia.
Después pasaron a resecuenciar genomas enteros de seis razas
distintas de conejos domésticos y de 14 muestras de conejos salvajes
tomadas en distintos lugares de la Península Ibérica y el sur de
Francia.
“Ningún estudio anterior sobre la
domesticación de animales ha implicado un examen tan cuidadoso de la
variación genética en las especies silvestres ancestrales”, dijo
Leif Andersson, coautor del estudio desde la Universidad de Uppsala,
la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas y de la Universidad de
Texas A & M. “Esto nos permitió identificar los cambios
genéticos que se han producido durante la domesticación del
conejo”.
Por supuesto, la vida del conejo
salvaje es muy distinta a la del doméstico. El instinto de huida del
salvaje es realmente intenso, ya que suelen ser cazados por águilas,
halcones, zorros y humanos. Su sistema nervioso y su cerebro deben
estar continuamente en alerta para sobrevivir en la naturaleza.
Precisamente, los investigadores citan a Charles Darwin quien
escribió en "El Origen de las Especies", que "...
ningún animal es más difícil de dominar que la cría joven del
conejo del monte; escasamente encontraremos un animal tan fácil de
dominar como la cría joven del conejo domesticado”.
“Darwin utilizó los animales
domésticos como una prueba para el principio de que es posible
cambiar los fenotipos a través de la selección”.
En una impresionante investigación,
los científicos han conseguido revelar la base genética de este
notable cambio en el comportamiento de los organismos, lo que regala
un conocimiento esencial sobre el proceso de la domesticación.
Los científicos quedaron
impresionados con la fortaleza y el enriquecimiento de los genes
involucrados en el proceso de lo salvaje a lo doméstico,
particularmente en el cerebro y el sistema nervioso. Los análisis de
estos genomas también muestran que el conejo salvaje es una especie
altamente polimórfica, es decir, llevaba variantes de genes
favorables al proceso de domesticación. Fue la acumulación de
muchos cambios pequeños lo que condujo a la inhibición de esa
fuerte respuesta de vuelo que tiene el conejo salvaje. Para los
científicos, fue uno de los más importantes cambios fenotípicos en
la evolución del conejo doméstico.
“Prevemos que un proceso similar
se ha producido en otros animales domésticos y que no vamos a
encontrar unos pocos genes específicos críticos para la
domesticación”, dijo Andersson.
El estudio fue publicado en la
versión en línea del diario científico Science:
http://www.sciencemag.org/.
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